Armando
Moreno Sandoval
S
|
Otra cosa es el malestar que le genera los malos
gobernantes a la democracia. En Mariquita, después de más de 12 mil votos por
Alejandro Galindo en las pasadas elecciones, y el balance de estos cuatro años,
ha llevado a la gente a no creer en la democracia como si los errores de los
gobernantes fuesen de ella.
No obstante, pese al desgano frente a estas
elecciones, no hay candidato a la alcaldía con un discurso populista que
hubiese capitalizado el descontento de los electores.
Al elector le importa un rábano la democracia. No
obstante, gústeles o no, el 27 de octubre con los votos que se depositen en las
urnas tendrá que salir un ganador. ¿La pregunta es quién?
Ha escaso un mes de elegir nuevo alcalde, algunos me
han dicho que qué pienso. Qué diga algo.
Solo puedo decir a quien lea los siguientes renglones que,
de todos los candidatos para la alcaldía de Mariquita, solo tres de ellos los electores
saben quiénes son. Los demás tendrán una votación pingue.
Uno de ellos, el que se llama Carlos Julio
—más conocido como “Caremamita”—, y si es cierto que recogió más
de 11 mil firmas, tenía la posibilidad de haber conformado una alternativa
diferente. Pero su ausencia de liderazgo lo llevo a desperdiciar semejante
oportunidad y a malgastar las miles de firmas. Tenía que haber armado chipa,
pero para eso tenía que convencer a los candidatos cuasi desconocidos para que
lo acompañaran en la aventura de llegar a la alcaldía con la promesa, sencilla,
por cierto, de repartirse el pastel de la alcaldía. No lo intentó y a estas
alturas de la campaña armar chipa parece demasiado tarde ya que todos quieren
ser cabeza de león y no cola de ratón. Es posible que un milagro lo salve.
El otro candidato y que es conocido por persistir en
ser alcalde es Juan Carlos Castaño. Contra él juega
la mala leche de los electores de los otros candidatos. Desde elitista hasta
cobrarle su condición de ser el yerno de un exalcalde por haber prologando el
servicio de agua a Espumas, hasta decir que es asquiento porque le niega un
beso a un leproso. O, aquella otra, que dice, que si saluda de mano a un pobre
la limpia con desinfectante y pañuelo. Campaña que juega en su contra. Si no es
capaz de romperle el espinazo a semejantes habladurías seguramente que llegar
al despacho del Mangostino le va a quedar difícil. El tiempo juega en su contra,
la pregunta es cómo.
El tercer candidato es Álvaro Bohórquez.
Ladra casi que echado. El que mejor entiende la idiosincrasia popular. Malicia
que no la tiene ni “Caremamita”, ni Juan Carlos Castaño.
En su contra juega el de haber sido ya alcalde y los que no dejó contentos a su
paso por la administración. Tiene a su favor una parte de electorado que se
clasifica entre los estratos cero y tres. Que es la mayoría de la población. Como
también que al populacho y a los analfabetas con títulos académicos que poco
les importa sí hizo buena o mala administración. Su baja comprensión de la
democracia no les da para entender esa cosa que se llama “poder”.
Alguien preguntó que si había candidatos malos o
buenos. Le dije que no los había, puesto que cada quien con su almohada decide
quién es bueno y quién es malo. La explicación es simple: las ideas están
muertas y no hay quién las resucite. El
pesimismo por la ausencia de ideas es tal que el elector cree que gane quien
gane, todo seguirá igual.
Septiembre 30/ 2019
No hay comentarios.:
Publicar un comentario