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jueves, junio 06, 2013

PALLARES-BURKE, María Lúcia: La nueva historia. Nueve entrevistas.

Armando Moreno Sandoval

PALLARES-BURKE, María Lúcia: La nueva historia. Nueve entrevistas. Valencia: Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2005, 299 págs.

La insularidad idiomática que caracteriza a Latinoamérica impide, en la mayoría de las veces, estar al tanto de la frontera del conocimiento o de lo que se produce académica e intelectualmente en países con idiomas distintos al español.

Este es el caso de las entrevistas que realizó durante más de tres años —agosto de 1996 a noviembre de 1999— la profesora María Lúcia Pallares-Burke del Centre of Latin American Studies de la Universidad de Cambridge. Las entrevistas hechas a nueve destacados historiadores fueron publicadas inicialmente en portugués en el cuaderno «Mais», Folha de S. Paulo, Brasil. Pero, la versión en libro y en el mismo idioma solo apareció en el 2000 y su traducción al español en el 2005. No obstante, hace escasamente un año arribaría a algunas librerías colombianas.

Si la primera mitad del siglo XX puede considerarse como el inicio de una revolución en la forma de pensar y escribir la historia, revolución esta que empezaría desde la fundación de la revista Annales en 1929, algo parecido podría decirse también de lo que aconteció con el que hacer de la historia durante la segunda mitad del siglo XX.

Aunque nombres como Marc Bloch, Lucien Febvre —fundadores de Annales—, Jacques Le Goff, Georges Duby nos llevan a la primera mitad del siglo XX, pues nos son excesivamente familiares, este libro de la profesora Pallares-Burke es un encuentro con los historiadores de la segunda mitad del siglo XX que también revolucionaron la forma de pensar y escribir la historia y que la critica historiográfica europea ha dado en llamarla La nueva historia.

Aunque La nueva historia en Colombia la asociamos con el historiador Jaime Jaramillo y sus discípulos —como lo fueron Germán Colmenares, Margarita Garrido, Jorge Orlando Melo, Marcos Palacios— poco tiene que ver con La nueva Historia que nos alude la profesora Pallares-Burke. Incluso, muy distinta, de aquella que se consolidó a comienzos y durante la primera mitad del siglo XX alrededor de la revista Annales.

Esta, La nueva historia, hace referencia a una generación de historiadores que, a pesar de que están en el ocaso de sus vidas, han pasado inadvertidos en las facultades de Ciencias Humanas de las universidades colombianas y me atrevería a decir, también, latinoamericanas.

Estos historiadores son en su orden cronológico, del más veterano al más joven, Jack Goody, Asa Briggs, Natalie Zemon Davis, Keith Thomas, Daniel Roche, Peter Burke, Robert Darnton, Carlo Ginzburg y Quentin Skinner. Amén de otros historiadores que, aunque no están en esta lista, también han estado en el olvido en los cursos de antropología, historia y sociología de las facultades de Ciencias Humanas en Colombia como es el caso del sinólogo británico Jonathan D. Spence.

La pregunta que surge es: ¿por qué estos nombres han pasado desapercibidos en la formación de las nuevas generaciones de estudiosos de las Ciencias Humanas? La respuesta es sencilla: porque sus planes de estudios aun siguen presos de la generación de sociólogos, historiadores y antropólogos que hicieron gigantes a estas disciplinas en la primera mitad del siglo XX. Léanse M. Weber, E. Durkhein, B. Malinowsky.

Aunque pareciera que el interés de este escrito  fuese hacer una crítica historiográfica a las disciplinas de las Ciencias Humanas, pienso que no sobra. Más bien, si es un abrebocas para preguntarnos por qué valdría la pena leer este libro. Existen muchas razones. No voy a enumerarlas todas. Pero para mí, la principal es que ofrece a cualquier estudioso de las Ciencias Humanas herramientas de carácter teórico y metodológico para repensar el oficio de la antropología, la sociología y la historia. Suficientes para preguntarnos el por qué esta revolución en la forma de pensar y escribir la historia ha pasado desapercibida.

Pero si alguien me preguntara por qué este libro de entrevistas de la profesora Pallares-Burke, diría, y es un consejo que doy a mis estudiantes, es que antes de aventurarse a leer la obra del autor, primero lean el autor. Porque a través del autor, el estudioso ha de encontrar ese mundo subjetivo que motivo a ese antropólogo, historiador o  sociólogo a escoger el oficio.

Como este consejo de Robert Darnton, gran historiador del libro y de la lectura, que decía a sus alumnos no echar en saco roto aquella otra literatura que a manera de crónicas retrataban el bajo mundo del crimen. Insumo más que necesario, según él, para pensar en el oficio de la escritura de la historia.


Pero más allá de esa subjetividad que podemos encontrar en quien ejerce el oficio de historiador, antropólogo o sociólogo, es que este libro es maravilloso por otra sencilla razón. Es una fiesta de los saberes. Nos enseña que cualquier oficio de  las Ciencias Humanas sería imposible si, quien lo va a ejercer, hace omisión del dialogo con otros saberes: literatura, arte, política, ciencia, sociología, historia, antropología.