lunes, febrero 02, 2009
Mis respetos por el pan
El paseillo de los alcaldes
Publicado en El Puente, Honda, Año 10, No 116, diciembre de 2008, p. 3
El Año de Mutis comienza a deshojarse y Mariquita que con tanto ahínco algunos mariquiteños la señalan como la sede del Bicentenario, hasta ahora, ha pasado desapercibida. Los bombos y los platillos del pasado 11 de septiembre ya parece un evento lejano y olvidadizo.
Mientras en diferentes ciudades de Colombia se están llevando eventos alusivos al Bicentenario de Mutis como ciclos de conferencias, exposiciones, encuentros gastronómicos mutisianos, exposiciones bibliográficas, la Mariquita de la actual administración parece indiferente a algo que por derecho debería estar al frente.
Este desdén por el Bicentenario de Mutis que hasta ahora han demostrado los alcaldes de Mariquita y Honda contrasta con el ánimo viajero que los llevó a visitar a Cádiz, la ciudad natal de José Celestino Mutis. No nos oponemos al viaje. Lo que molesta es por qué tiene que ser siempre el alcalde que abusando de su envestidura se autoelige, excluyendo a otros ciudadanos que teniendo más meritos podían haber representado mejor a sus pueblos. Lastimoso también que este viaje que corre por cuenta del Año Mutís sea para éllos que, hasta ahora, no han mostrado el menor interés por hacer algo.
Alexis Tocqueville, quien vivió en el siglo XIX y hoy por hoy es considerado el arquitecto de las democracias en occidente, señalaba que la democracia tenía un riesgo y era el de que los pueblos tenían que elegir el gobierno que se merecen. Aun es muy prematuro decir que esta vez de nuevo los hondanos y los mariquiteños se equivocaron y que tienen los alcaldes que se merecen porque no supieron elegir. Ojala esté equivocado.
Pero volviendo al Año Mutis, pienso que las personas más indicadas —y que con decoro hubiesen representado a Mariquita en Cádiz— debían haber sido Esther Julia Cárdenas y Orlando Velásquez. La razón es muy sencilla, ellos han defendido a ultranza el legado de Mutis. A Esther Julia porque ha sido una ecologista a morir, y eso en una sociedad que está presa del consumo y de la contaminación ambiental hay que abonárselo. A Orlando porque es a él a quien recurren los botánicos, zoólogos, ambientalistas o ecologistas que pasan por Mariquita. Aceptemos que el alcalde no haya pensando en ellos, la pregunta es por qué no pensó en los vigías que está formando el Ministerio de Cultura para la Ruta Mutis. ¿Acaso no eran también los más indicados?
Si en Mariquita lo del viaje fue como dice el Chapulín Colorado, “no contaban con mi astucia”, en Honda no deja de ser rocambolesco. Si en Mariquita nadie sabe cuál fue la razón por el cual el alcalde teniendo derecho a dos cupos desperdicia uno y opta por viajar solo; en Honda, en cambio, el alcalde no tuvo empacho en marcharse dejando a quienes lo eligieron al garete y con el agua del río Magdalena al cuello. Es más se marchó con la personera, quien por ser la representante del ministerio público debería estar en primera línea atendiendo y dando soluciones a los innumerables problemas que por estos días tiene la ciudadanía de Honda.
La pregunta vuelve y juega: ¿qué tenían que hacer el alcalde y la personera en un periplo que podía haber sido aprovechado por gestores culturales y empresarios de la industria turística? ¿Acaso es que en Honda no hay líderes en esos sectores que bien podrían haber representado a los hondanos con mayor propiedad?
En todo caso, el viaje en ellos tiene más de paseo que de gestión. Ojala traigan algo, aunque sea el ticket de la aerolínea que los llevo y los trajo.
Es grotesco que quienes han sido elegidos para que conduzcan con tino los destinos de un municipio, terminen amparándose del poder que genera la envestidura para beneficiarse en nombre propio.
Hay que recordarles a los alcaldes de Mariquita y Honda que están terminando el primer año de su gobierno sin ton ni son. O como dice la sabiduría popular, lo que más han hecho es cobrar el sueldo pero de gestión poco que ver.