Armando Moreno Sandoval
Aunque la doble moral hace chirriar los dientes de quienes así
mismo se hacen llamar “gente de bien”, valga preguntarnos qué pasa cuando una
sociedad hace de los niños/as, de la mujer, del sexo y del prójimo un objeto de
uso y abuso.
Que Colombia está mal es decir cualesquier babosada para salir del
paso. Pero lo que sí se puede afirmar es que no todos los municipios de
Colombia, son como Mariquita.
A comienzos del año 2009 una noticia le dio la vuelta al mundo.
Arcedio Alvarez Quintero, y que los medios lo apodaron con el alias del “Monstruo de Mariquita”, era denunciado por una de sus dos nietas-hijas que
había tenido con Alba Nidia, su propia hija. Lo que causó conmoción era que
también abusaba sexualmente de sus dos nietas-hijas.
La aberrante situación salió a la luz pública cuando Alba Nidia
advirtió que ninguno de sus hijos estaba registrado ni bautizado y acudió a un
comisario de familia, por cuyo conducto fue que trascendió el caso, sino el
caso, seguramente hubiese pasado desapercibido.
Hay quienes compararon el caso de Alba Nidia con el de Josef
Fritzl, el llamado ‘Monstruo de Austria’, condenado a cadena perpetua porque
secuestró a su hija Elisabeth durante 24 años desde 1984, y tuvo con ella 7
hijos. En este caso no hubo secuestro, y como lo dijo la misma hija-esposa,
desde los 12 años que su padre-esposo la convirtió como esposa, todo fue visto
por el vecindario como un matrimonio común y corriente.
Lo chocante, propio de sociedades mojigatas y camanduleras fue la
actitud de un pastor evangélico que conociendo la situación incestuosa a que
había sometido Arcedio Álvarez a su hija Alba Nidia, calló como todo un hipócrita .
Ahora, ya no hay un monstruo, sino dos, dicen los medios.
Los últimos tres días de julio y los tres primeros de agosto de este 2018, cuando todavía los cañones de las pistolas seguían echando humo, al mejor estilo de las balaceras que propinaba Al Capone, o los matones del viejo oeste
americano, Mariquita, de nuevo, era sacudida por las mismas viejas
nuevas noticias.
Walter Matiz Ramírez un energúmeno que se pavoneaba por las calles
de Mariquita con camuflado, además gritón y petulante al mejor estilo de
"Ud no sabe quién soy yo", era arrestado el 1 de agosto de 2018 por el CTI colombiano. Entre los
diversos cargos que le imputó la fiscal, aunque todos son aberrantes, está el
de haber traído desde Santander con engaños a venezolanos y haberlos puesto a
trabajar como esclavos en la finca “El Guayabo”, vereda Pueblo Nuevo; como
también el de haber retenido a una mujer en una habitación de un hotel, haberla
violado y haber hecho con ella, desnuda, sesiones de fotografía, pero, sobre
todo, el de haber abusado y violado niñas.
La iglesia católica tampoco escapa a los abusos. El cura Luis Enrique Duque que había estado de párroco en la iglesia El Carmen en Mariquita,
y que luego sería trasladado al Líbano, en un fallo histórico en agosto de 2011
el Tribunal Superior de Ibagué condenaba a la Diócesis Líbano-Honda a pagar 430
millones a dos menores de una familia de desplazados por la violencia, los
menores habían sido víctimas de abusos sexuales del cura.
Algo está pasando con los habitantes de un pueblo donde las
iglesias, están proliferando por doquier. Pero el afán por salvar el alma ante
Dios contrasta con el bajo mundo que todos ven y callan.
Mientras
los mayores están rezando y pecando, los/as niños/as y su juventud está sin
porvenir y al garete. Todos hacen mutis.