Armando Moreno Sandoval
De nuevo, la novela "El equipaje Amarillo" de la escritora cubana Marta Rojas, ha sido publicada en mandarín. Es su cuarta edición. La novela gira alrededor de Nicolás Tanco Armero. Un colombiano con raíces tolimenses hondanas, quien, a sus 21 años viaja a Cuba después de pagar tres meses de condena en una cárcel bogotana. Por supuesto, que son los tiempos del Nuevo Reino de Granada.
Tras una estadía de tres años en la isla —desde el 6 de enero de 1852 hasta el 25 de febrero de 1855— Tanco Armero sale para Europa para luego embarcarse a la China. Viaja como agente comercial con el único propósito de importar chinos como esclavos y, así, suplir la recién liberada mano de obra esclava africana en las plantaciones de azúcar y café.
Si los chinos acaban de hacer otra edición, pienso que, Marta Rojas, se ha ganado un sitial en la Ciudad Prohibida junto a su primo y hondano Félix Manuel Tanco y Bosmeniel, Zheng He, Brunilda, el sabio señor Lu, María Cristina Luango, Rosa Laguna, Fan Ni y Carlos Ascona, personajes estos que recorren casi las 300 páginas de su novela.
Orquestar voces con sus respectivas mentalidades es lo que hace que Marta Rojas, a mi entender, atrape al lector desde el comienzo. Pues dichas mentalidades no solo están atrapadas en su propio tiempo histórico sino, que, también lo están en su propio tiempo antropológico.
Estos dos tiempos es lo que hace que la novela sea a la vez un palimpsesto y caleidoscopio de culturas que dialogan desde su propia mentalidad o a lo largo de sus singulares tiempos históricos. Es el retrato que hace magistralmente de Nicolás Tanco, pues, a través de él, apreciamos una mentalidad que en algunas pasajes de su vida se vuelve comprensivo, huraño e impositivo hacia el otro. Aunque el personaje cobra relevancia a lo largo de la novela por su posición y oficio dentro de la sociedad de la época, una voz subalterna, como la de su sirviente chino Fan Ni, emerge con fuerza generando un equilibro intercultural.
Es más, lo que se percibe también es un dialogo intercultural representado a través de estos dos personajes.
El Equipaje Amarillo en mandarín |
Si el lector es acucioso, no es la cultura de Nicolás Tanco la que se impone (blanca, educada, de comportamientos refinados, de buenas maneras en la mesa y en el vestir, etc.), pues, su cultura prácticamente termina en el exilio y en una pequeña nota de periódico que, por cosas del azar, es rescatado del olvido. Sin lugar a dudas son las culturas subalternas (sobre todo la africana negra, y en menor proporción la china) las que terminan imponiéndose.
Pienso que esa voz en tercera persona que recorre toda la novela organizando las vidas y los diálogos de los personajes, al hacer mención del testimonio de Carlos Ascona, el hijo de Fan Ni con Rosa Laguna, nos dice que ese encuentro intercultural es la síntesis antropológica de lo que construyó la sociedad cubana desde mediados del siglo XIX hasta lo que va del siglo XXI. Pues lo que expresan esos personajes más que un choque es un dialogo de culturas que, por supuesto, terminó pariendo novísimos tiempos históricos y antropológicos.
Y todo por un colombiano que prefirió empacar maletas y huir de una sociedad que lo tenía harto y fastidiado.