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sábado, octubre 10, 2015

María Isabel Rubio Trujillo, la "Chava" Rubio Caracol Radio. Mariquita (Tolima) Junio 8 de 1915 - Bogotá, Mayo 23 de 1995

viernes, agosto 28, 2015

Nicolás Tanco Armero y el "El equipaje amarillo" de la escritora cubana Marta Rojas

Armando Moreno Sandoval

De nuevo, la novela "El equipaje Amarillo" de la escritora cubana Marta Rojas, ha sido publicada en mandarín. Es su cuarta edición. La novela gira alrededor de Nicolás Tanco Armero. Un colombiano con raíces tolimenses hondanas, quien, a sus 21 años viaja a Cuba después de pagar tres meses de condena en una cárcel bogotana. Por supuesto, que son los tiempos del Nuevo Reino de Granada.

Tras una estadía de tres años en la isla —desde el 6 de enero de 1852 hasta el 25 de febrero de 1855— Tanco Armero sale para Europa para luego embarcarse a la China. Viaja como agente comercial con el único propósito de importar chinos como esclavos y, así, suplir la recién liberada mano de obra esclava africana en las plantaciones de azúcar y café.

Si los chinos acaban de hacer otra edición, pienso que, Marta Rojas, se ha ganado un sitial en la Ciudad Prohibida junto a su primo y hondano Félix Manuel Tanco y Bosmeniel, Zheng He, Brunilda, el sabio señor Lu, María Cristina Luango, Rosa Laguna, Fan Ni y Carlos Ascona, personajes estos que recorren casi las 300 páginas de su novela.

Orquestar voces con sus respectivas mentalidades es lo que hace que Marta Rojas, a mi entender, atrape al lector desde el comienzo. Pues dichas mentalidades no solo están atrapadas en su propio tiempo histórico sino, que, también lo están en su propio tiempo antropológico.

Estos dos tiempos es lo que hace que la novela sea a la vez un palimpsesto y caleidoscopio de culturas que dialogan desde su propia mentalidad o a lo largo de sus singulares tiempos históricos. Es el retrato que hace magistralmente de Nicolás Tanco, pues, a través de él, apreciamos una mentalidad que en algunas pasajes de su vida se vuelve comprensivo, huraño e impositivo hacia el otro. Aunque el personaje cobra relevancia a lo largo de la novela por su posición y oficio dentro de la sociedad de la época, una voz subalterna, como la de su sirviente chino Fan Ni, emerge con fuerza generando un equilibro intercultural.

Es más, lo que se percibe también es un dialogo intercultural representado a través de estos dos personajes.


El Equipaje Amarillo en mandarín
Dialogo y equilibro intercultural que es complementado, aunque con poca fuerza, con otras expresiones culturales como las que recrean el mito del Moján, el hechizo, los tambores y las flautas. Que en otras palabras no es más que la expresión y el aporte de las culturas caribeñas y africanas al palimpsesto y caleidoscopio que señale pero que, al final de cuentas, son estas culturas las que terminan tomando relevancia.

Si el lector es acucioso, no es la cultura de Nicolás Tanco la que se impone (blanca, educada, de comportamientos refinados, de buenas maneras en la mesa y en el vestir, etc.), pues, su cultura prácticamente termina en el exilio y en una pequeña nota de periódico que, por cosas del azar, es rescatado del olvido. Sin lugar a dudas son las culturas subalternas (sobre todo la africana negra, y en menor proporción la china) las que terminan imponiéndose.

Pienso que esa voz en tercera persona que recorre toda la novela organizando las vidas y los diálogos de los personajes, al hacer mención del testimonio de Carlos Ascona, el hijo de Fan Ni con Rosa Laguna, nos dice que ese encuentro intercultural es la síntesis antropológica de lo que construyó la sociedad cubana desde mediados del siglo XIX hasta lo que va del siglo XXI. Pues lo que expresan esos personajes más que un choque es un dialogo de culturas que, por supuesto, terminó pariendo novísimos tiempos históricos y antropológicos.


Y todo por un colombiano que prefirió empacar maletas y huir de una sociedad que lo tenía harto y fastidiado.

Orígenes de la Constitución de Mariquita de 1815

Armando Moreno Sandoval


Las efemérides de la Constitución de la Provincia de Mariquita de 1815 han generado simpatías y polémicas. Algunos se han preguntado si vale hacer tanta alharaca por algo que pasó hace 200 años. Por mi parte, me quiero sumar a la polémica, pues, al fin al cabo, lo hermoso de vivir esta vida es pensar diferente sin caer en la bellaquería de callar al otro con la bala, la diatriba y el odio.

Celebrar efemérides con caminatas, discursos, placas, ofrendas florales y lechona es sano y no tiene nada de malo. La cuestión es preguntarnos si nos dice algo; si tiene algún significado.

El significado, palabreja que ha tomado desde el último cuarto del siglo XX demasiada importancia en las Ciencias Humanas con el surgimiento de la filosofía postmoderna, ha hecho de la Historia una narrativa con múltiples interpretaciones. Esto nos lleva por una camino bastante lleno de espinas y trampas, y es el de preguntarnos si el pasado que queremos representar es el más indicado.

Filósofos como Gianni Vattimo creen que es imposible dar cuenta del pasado, pues, el pasado es una construcción que se hace desde el presente. Si la Historia es como nos lo dice Vattimo, el mensaje que nos está dando es que el pasado como algo acabado no existe. Por tanto, lo que se tiene que hacer es crear nuevas Historias.

Las efemérides de la Constitución de la Provincia de Mariquita como la están celebrando están dejando, a mi parecer, un vacío demasiado grande, pues, está huérfana de significado.

Un ejercicio para comprender la Constitución de 1815 es acercarnos al pensamiento de quienes la motivaron y por qué José León Armero es referenciado como el individuo que lideró la rebelión contra el centralismo gobernante de la época.

Los orígenes de la Constitución de 1815 datan desde el año de 1812 cuando el cabildo de Ibagué les propone a los demás cabildos de la Provincia de Mariquita la independencia absoluta del Gobierno de Cundinamarca. La idea fue aplaudida, pero el juego del poder y la diplomacia de la época hicieron fracasar la intentona separatista.

Dos años después, los cabildos de Espinal y de Ibagué, retomarían de nuevo la propuesta de Independencia. Esta vez se la plantean a Armero quien aprovechándose de las desavenencias entre el Gobernador de Cundinamarca (le decían Dictador) y el Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, propone convocar unas elecciones para formar una Convención Electoral de la Provincia de Mariquita, con el fin único de decidir si seguían anexados a Cundinamarca o formar un Estado Independiente.

La Convención, con todos los cabildos de la Provincia de Mariquita, se llevó a cabo un 20 de diciembre de 1814 en Honda. Dos días después la Convención declaraba que la Provincia de Mariquita era independiente de España, de Cundinamarca o de cualquier otro gobierno que no fuera elegido y legitimado por los pueblos. Ese mismo día, José León Armero, era nombrado como gobernador interino del recién creado Estado Independiente.

En el bando, que ese mismo día fue leído y publicado, se lee explícitamente: “declarar el día veinte y dos del corriente, que la Provincia de Mariquita en adelante era un Estado libre e Independiente de la República de Cundinamarca, y como tal no reconocía sobre la tierra otra autoridad que la del Pueblo legal representado”.

El bando y el entrecomillado citado desgraciadamente han pasado desapercibidos en las efemérides a la Constitución de 1815. El bando del 22 de diciembre de 1814, y lo que dice, es mucho más significativo que la firma del 21 de junio de 1815 de todos los Diputados y el acto de promulgación del 4 de agosto del mismo año. Pues ese acto es el que da origen a posteriori a la Constitución de 1815.

Lo que interesa del acto del 22 de diciembre de 1814 es que ese hecho de rebelión contra la autoridad hegemónica sigue gravitando en los pueblos 200 años después. El referéndum en el municipio de Piedras (Tolima) contra la empresa minera Anglogold Ashanti, o, en el 2004 cuando varios municipios del Norte del Tolima pedían un referendo para anexarse a Caldas por el abandono que los tenía sometido el gobierno central del Departamento del Tolima, son ejemplos de cómo las voces subalternas cuando deciden construir nuevas alternativas de representación no hay quien las detenga.

Las voces y las ideas de quienes hicieron posible la independencia de la Provincia de Mariquita han sido invisibilizadas. José León Armero y los cabildantes de la época subvirtieron el poder hegemónico de la época. Algunos de ellos, empezando por el mismo Armero, que en marzo de 1815 hizo fusilar pública y solemnemente el retrato del rey Fernando VII, pagarían con la vida su acto de rebelión.

Aunque alguna voz hegemónica podría pensar que rebelarse no vale la pena, lo cierto, es que estos hechos hicieron posible la República de Colombia.

Un amigo al enterarse por mi boca cómo fueron los orígenes de la Constitución de 1815 me preguntó: ¿entonces, qué es lo que han estado celebrando?

jueves, marzo 05, 2015

José León Armero y la Constitución de Mariquita

Armando Moreno Sandoval

El norte del Tolima este 2015 está de efemérides con José León Armero, un prócer de la independencia nacido en Mariquita en 1775. A él se le debe la Constitución que fue promulgada el 4 de agosto de 1815.

León Armero fue un hombre que encarnó ideas antimonárquicas y antiesclavistas, siendo él mismo dueño de esclavos. Solo estas dos ideas son suficientes para que el norte del Tolima dé a conocer, además de la Constitución de Mariquita, su obra y su vida.

Pero más allá de estos encuentros que suelen ser académicos es necesario rendirle un homenaje que quede para la posteridad. Es necesario que su legado sea recordado permanentemente. Porque es muy posible que pasado el Bicentenario de la Constitución de 1815 ya nadie se vuelva a recordar y que solo haya sido un ladrar a la luna.

Y lo digo porque hace varios años cuando reorganizaron los centros educativos la tradicional escuela Carlota Armero fue borrada de un plumazo anexándola al colegio Santa
Ana. Cuando lo ideal debería haber sido dejar el nombre de Carlota Armero, como un legado a las generaciones venideras del papel que esta mujer desempeñó en los años de la Independencia.

Y el pasado no engaña. Igualmente pasó con la llamada Plaza Armero, llamada así como un homenaje a José León Armero, pero que, en años pasados, su nombre fue sustituido por el de Parque el Carmen.

Si las autoridades municipales —llámense Concejo, Alcaldía— u organizaciones civiles como el Centro de Historia o los centros educativos quieren en verdad rendirle un homenaje a León Armero, deben promover un Acuerdo para que le sea restituido al susodicho terreno su verdadero nombre: el de Plaza Armero.

Pienso que hay motivos suficientes para rescatar la Plaza Armero. En primer lugar, Colombia a raíz de la Constitución de 1991 se convirtió en un país laico. Ello quiere decir que todas las religiones e iglesias están en igualdad ante el Estado. Por lo tanto el Parque el Carmen con una virgen en el centro del mismo y de espaldas a la Iglesia Adventista va en contravía de lo que significa un Estado laico.

A la virgen del Carmen no hay necesidad de bajarla a mazazos, ni más faltaba. Simplemente es removerla y ponerla sobre un pedestal en el atrio del templo del Carmen. Y además, porque según dice la  tradición oral y la voz de Carlos “Tita” Hernández,  debajo de la mole de cemento en que está la virgen, hay una “pila” y bien vale el esfuerzo de rescatar ese  legado histórico.

Rescatar el nombre de Plaza de Armero y la “pila”, si es que existe, sería un aporte al legado y a la tradición de Mariquita. Porque a decir verdad su legado y su tradición solo existe en el imaginario de sus habitantes. Tan así que no ha sido ni rescatado, ni estudiado, ni comprendido. Un ejemplo es lo que se vive cada 28 de agosto. Una efeméride de corte moderna donde sus habitantes celebran su fundación como una feria cualquiera.

No solo es Mariquita el municipio que debe rescatar a este prócer de la Independencia, está Honda. Pues fue en Honda, en el Palacio de Gobierno, donde sancionó la Constitución de 1815. Y fue en la mismísima Honda, un 12 de diciembre de 1816, después de imputarle varios cargos, como, entre otros, de haber mandado a fusilar a nueve españoles y de haber ordenado quemar el retrato del rey de España, que lo ahorcan y lo decapitan en presencia de amigos y familiares. Y como escarnio, en la mitad de la Plaza del Alto del Rosario, su cabeza expuesta en una jaula de hierro.

Mariquita y Honda han estado en deuda con José León Armero. En 1930 los habitantes de San Lorenzo, con las autoridades municipales a la cabeza, resuelven cambiarle el nombre a su municipio por el de Armero. Muy contrario a lo que hicieron los mariquiteños con la Plaza Armero. En vez de perdurarla prefirieron borrarla de un tajo, optando por la mojigatería hidalga y confesional colonial heredada de los españoles.

Muchas décadas después,  la catástrofe sobre Armero ocasionada por el volcán Arenas del nevado del Ruiz en 1985 no logró borrar su nombre. Siguiendo el legado y la tradición, los habitantes de Armero-Guayabal, con el Concejo Municipal y el Alcalde a la cabeza, sancionan el Acuerdo 004 de 2013, que da origen a la “Condecoración José León Armero”. Condecoración que debe ser impuesta a personajes que marquen una profunda huella en el desarrollo de los pueblos, principalmente en los sectores de la educación, ciencia, tecnología, deporte, desarrollo socioeconómico y democracia.

Concejales como Esneda Bonilla Garibello que tuvo la iniciativa y alcaldes como Mauricio Cuéllar Arias, y por supuesto el Concejo del municipio, merecen un aplauso histórico. Por lo menos no tuvieron que esperar efeméride alguna para honrar la memoria de José León Armero Racines. Sino que, simplemente, para homenajearlo solo tuvieron en cuenta la herencia de la tradición y el legado. 

Padre rico, hijo pobre, nieto pordiosero


Armando Moreno Sandoval

@amoreno_s

Una columna mía titulada, "Mariquita sin clases sociales, amalgama de inmigrantes" generó controversias que, a decir verdad, no me lo esperaba.

Algunos comentarios se hicieron civilizadamente, unos personalmente y otros por correo electrónico. En ambos casos tuve la oportunidad de aclarar ideas. Pero, desgraciadamente, hubo otros comentarios que se hacen de espaldas haciendo interpretaciones imaginarias que no lo son. Y esto sí que es peligroso porque cae en el ámbito que ni siquiera es el del chisme, sino de esos comentarios que con la lengua matan.

Admito y entiendo que no tengo porque caerle bien a todo mundo. La prueba está, que hay un personajillo en Mariquita, de caminar cazcorvo como loro viejo y que de vez en cuando usa calzonarias para añorar la jovialidad que ya se le fue, que por no ser santo de su devoción me pone en la boca palabras que no he dicho. Si se siente aludido con lo que escribo, es su problema.

Pero lo que sí creo, y vuelvo y lo sostengo, es que en Mariquita no existen clases sociales. Y no existen, por la sencilla razón, de que esa categoría que fue inventada por el marxismo y reproducida como loros por los militantes de izquierda, dice muy poco para representar la sociedad. Mejor hablar del grupo de los comerciantes, de los empresarios, de los intelectuales, de los científicos. ¿Será que a un científico le preocupa que algún imbécil lo encasille en una clase social?

Y lo otro que sostengo es que en Mariquita tampoco existen familias de "sangre azul". Pues una de las cosas buenas que tiene el capitalismo es la movilidad social. En el capitalismo, si alguien se lo propone, es muy fácil pasar de rico a pobre y de pobre a rico. El capitalismo mató esa mentalidad hidalga medieval de creerse de “sangre azul”.

Y sostengo también que el desarrollo que ha tenido Mariquita es desde 1985 —es decir, después de la avalancha del nevado del Ruiz— y no como algunos creen que obedece a los descendientes de las primeras generaciones que llegaron en transcurso de la primera mitad del del siglo XX. Y también sostengo que si aún quedan descendientes de esas generaciones son un cero a la izquierda porque fueron reemplazados por las nuevas generaciones, no existen o emigraron hace mucho tiempo.

Para hacer este planteamiento me apoyo en una tesis de la sociología norteamericana que señala que las generaciones que desperdician y malbaratan los capitales heredados, se debe a que desconocen el esfuerzo que hicieron las primeras generaciones cuando amasaron sus fortunas.

La sociología norteamericana ha analizado este comportamiento social hasta la saciedad. Hasta han salido libros de consumo a partir de esta tesis. El más popular es “Padre rico, hijo pobre”.

Lo interesante de esta tesis es que permite explicar por qué en Estados Unidos el capitalismo, además de exitoso, es diferente al resto del mundo. Pues en ese país en vez de crear empresas que recaen en una sola persona, crearon el capital por acciones permitiendo que las empresas tengan un carácter social y no individual como sucede en casi todos los países del mundo.

Para entender lo que he planteado que mejor que las palabras del Bill Gates. Cuando le preguntaron qué sería de su inmensa fortuna simplemente se limitó a responder que solo una mínima parte le correspondería a sus hijos y que el resto debería de cumplir una función social. Y es lo que ha venido haciendo desde hace años con su fundación.

En Colombia, y sobre todo en los países pobres, es muy difícil que un hombre rico intente hacer lo que hace Bill Gates hace con su fortuna. En cualquier pueblo siempre habrá gente con demasiado dinero, sin embargo, no cumple ninguna función social porque está guardada en los bancos. Es lo que explica por qué el capitalismo en los países llamados del Tercer Mundo en vez de generar riqueza, genera pobreza.

Lo interesante de esta tesis de la sociología norteamericana es que se puede aplicar a cualquier pueblo o país. Lo cierto es que la radiografía social que hice para Mariquita, se puede hacer para Honda, Falan, Venadillo, Fresno, etc.

Un ejercicio que valdría la pena hacer es preguntarnos sí la riqueza y las fortunas en el norte Tolima han traído progreso y desarrollo entre los pueblos, o simplemente son fortunas que solo han dejado una estela de recuerdos y que al ser desperdiciadas por las generaciones posteriores lo único que quedó fue la nostalgia de un pasado con “sangre azul”, y, lo más triste, de seguir pensando de que son alguien cuando ya, como dice el dicho popular, son “Don Nadies”.