José Orlando Velásquez Molina
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José Orlando Velásquez |
Cada generación tiene sus propios afanes
. Hacia finales de la década del 60 del
siglo XX era común ver en los zarzos de las casas de las fincas o de los
pueblos ataúdes rústicos que daban terror observarlos. Pero uno siendo niño
preguntaba a los adultos ¿para qué era? y contestaban: que para cuando él o
algún familiar muriera, darle cristiana sepultura
. O sea, que se iba preparando para cuando
le
llegase el día de partir
de este mundo terrenal. Pasaron los años y todo fue cambiando y nuestros amigos
entrados en años fueron guardando monedas de $50
en baúles para cuando fallecieran tuviese
con qué costear el sepelio
. Pero
como no ha de faltar los hijos sobresalientes cuando el padre fallecía, en esos
instantes de dolor el sobresaliente ingresaba a la casa y se alzaba con el
botín
, digo mal con el baúl y sin el
más mínimo escrúpulo. |
Laguna del Silencio |
Llegamos a finales del siglo XX y comienzos del XXI y la
humanidad mucho más organizada tiene servicios exequiales que se encargan de
todo lo relacionado con la sepultura del difunto o la difunta, ya sea en bóveda
o tierra, o, el servicio de cremación. Hasta
aquí todo bien. Pero cuando uno escoge en vida la cremación muy pocos
reflexionamos qué hacer con nuestras cenizas y no dejamos un testamento en el
que decidimos la suerte de nuestras cenizas
: si queremos engrosar las arcas de la curia o que nuestras cenizas
tengan otro destino
.Mi testamento:
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Cataratas del Medina |
Yo, José Orlando Velásquez Molina, deseo que mis cenizas
sean esparcidas en el territorio que me vio crecer
, así: un puñado de las cenizas en el
bosque municipal de Mariquita que hace parte de la reserva nacional protectora
quebrada San Juan, El Peñón
; un
puñado en las cataratas del río Medina por ser el río donde aprendí a nadar y
que lo disfrute durante mi existencia
. Otro puñado en la hermosa laguna del Silencio
, sitio encantador que invita a
vivir y a escribir poesía, y por haber disfrutado de la pesca de sus mojarras,
caloches, dentones y el introducido
tucunaré
. Otro puñado en la
quebrada la Figueroa sitio al cual el sabio José Celestino Mutis se trasladaba
en su mula para ver la quina amarilla de Mariquita (Tierra caliente)
.Para los que lean este testamento y conozcan la región
comprenderán que los sitios corresponden a los cuatro puntos cardinales y como
mensaje a nuestras futuras generaciones: que amen y disfruten su región como “yo lo hice”.
Como pueden ver estos cuatro puntos cardinales coinciden con
los cuatro elementos, ya que mis cenizas pasarán por fuego, agua, aire y tierra.