Armando
Moreno
El Puente, Honda, Año 15, No. 160. Marzo de 2014
Las pasadas
elecciones al congreso de la república las ganaron por un amplio margen el voto
no marcado, nulo, blanco y la abstención. Esta realidad no la quiere reconocer
ni el sector político, ni los grandes medios como El Tiempo, El Espectador,
Caracol Radio y otros. Aunque estos medios se alinean con el poder para
desinformar, no obstante, las clases subalternas generan una contracultura
política que les permite liberarse poco a poco de quienes quieren oprimirlas.
Un análisis desapasionado de lo que pasó en el Tolima y el
Norte del Tolima con la Cámara de Representantes confirma lo que he planteado.
El departamento
del Tolima tiene un potencial de 994.905 sufragantes. De ese total solo 462.092
(44.64%) votaron. Existe otra cifra que merece una lectura diferente. Y son los
553.706 individuos que prefirieron no darle el voto a nadie. Unos se expresaron
a través del voto nulo, blanco y no marcado que suma 95.205 (20.59%). El resto,
437.608 (32.97%) fueron los abstencionistas.
Estas cifras lo que demuestra es un desprecio
de los tolimenses por la clase política.
Si lo
anterior sucedió a nivel departamental en las regiones sucedió algo igual o
peor. De los 197.263 votos potenciales que tiene el norte del Tolima —Ambalema,
Anzoategui, Armero-Guayabal, Casabianca, Falán, Fresno, Herveo, Honda, Lérida,
Líbano, Mariquita, Murillo, Palocabildo, Santa Isabel, Venadillo y
Villahermosa— solo 71.358 (36.17%) fueron votos válidos.
El resto,
y que no sirvieron para elegir a nadie, fueron los votos nulos, blancos y no
marcados que suman 16.904 (8.56%). Si a esta cifra se le suma la abstención,
109.001 (55.25%), veremos que los ciudadanos del norte del Tolima en vez de
votar optaron por no acercarse a las urnas.
Si los
grandes ganadores fueron la abstención, los votos nulos, blancos y no marcados,
los grandes perdedores de la pasada contienda electoral del 9 de marzo fueron,
sin lugar a dudas, la mermelada del presidente Santos y Álvaro Uribe Vélez y su
Centro Democrático Mano Firme Corazón Grande.
En las
elecciones presidenciales del año 2010, siendo candidato el actual presidente
Juan Manuel Santos, en la primera vuelta presidencial el Partido de la U sacó
en el norte del Tolima la no despreciable suma de 52.013 votos. Esta vez,
sumados los votos de Santos y de Uribe, casi no llegan ni a la mitad.
Quien lo
creyera pero la maquinaria mejor aceitada fue el Partido Conservador con 17.460
votos. Tras el está el Partido de la U con 16.831 seguido del Partido Liberal
con 10.414 y por último la Mano Firme y el Corazón Grande de Uribe con 7.759
votos. Pero lo más triste que les pudo haber pasado a los seguidores de Uribe
es que en ese año del 2010, un municipio como Mariquita, puso una votación
mayor que la que sacó esta vez en todo el norte del Tolima: 8.259 votos.
Si
contrastamos la votaciones del 2010 con las del 2014, el desplome de Uribe no
solo se dio en Mariquita que de 8.259 pasó a 1.229 votos. El Líbano que puso
7.261 votos esta vez le votaron 1.928. Y en el Fresno de 6.755 pasaría a 1.372.
Pero la caída más estrepitosa la tuvo en Honda. De 5.944 cayó a 468 votos. Y
así sucesivamente con los demás municipios.
El
desprecio de los colombianos por los políticos, no es como nos lo quiere hacer
creer el registrador nacional. Él cree que el voto nulo, blanco o no marcado es
porque los colombianos son analfabetos políticos. Tan así que ha pensado en
malbaratar unos miles de millones de pesos en hacer un estudio para que le diga
por qué los colombianos no votan bien.
Está
demostrado que esta vez perdió el país político. Pues a nivel nacional el voto
en blanco, nulo y no marcado alcanzó una cifra record de aproximadamente tres
millones. Ni hablar de la abstención que alcanzó una cifra abultada jamás vista
en la historia reciente de Colombia. Por el nuevo congreso que se posesionará
el próximo 20 de julio solo votó el 33% de los casi 37 millones de personas
aptas para votar. A la conclusión que se puede llegar es que este congreso que
salió elegido para el periodo 2014-2018, es un congreso que no tiene el respaldo
del pueblo.
Es decir,
que en Colombia tanto el congreso como los políticos están deslegitimados.
Aunque han ganado con una minoría de votantes que los legitima legalmente, no
quiere decir que son la representación del pueblo. El triunfo no siempre es el
de los vencedores. Esta vez el triunfo es de los vencidos, de todos aquellos y
aquellas que con decoro y decencia prefirieron el voto nulo, no marcado, blanco
y de quienes se abstuvieron de votar.
El triunfo
de los futuros congresistas fue agridulce y falso. Lo que Colombia necesita es
una Asamblea Constituyente para barajar un nuevo Estado colombiano.
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