Armando Moreno
En estos días hemos visto como las democracias latinoamericanas están pasando una dura prueba, ya sea en las urnas o en los entes encargados de defender el Estado de Derecho. Sin embargo, el problema con la democracia es que algunos —ya instalados en el poder— aprovechándose de los mecanismos que ofrece la democracia, a pocos días del triunfo, comienzan a querer perpetuarse en el poder. Lo primero que hacen es eliminar las normas que limitan el periodo presidencial.
Estos señores que llegar al poder no entienden que la democracia es parte de la rotación permanente de proyectos políticos y de personas. No obstante, con su actitud de querer perpetuarse en el poder lo que pretenden es excluir para siempre a todo aquel que no esté adherido a su partido. Construyen dictaduras con fórmulas 'democráticas' y, cuando se sienten fuertes y disponen de los medios, inician el segundo plan: la exportación de su 'revolución'.
El resultado final de estas seudodemocracias es la anulación definitiva de toda idea, doctrina, orientación partidaria o movimiento contrario a la ideología oficial de la nueva dictadura.
Sucumbe la libertad en todas sus formas y lo que queda es un pueblo indefenso sometido a unas nuevas cadenas.
Este asquiento asalto al poder es el que vemos actualmente en Venezuela con Hugo Chávez, en Bolivia con Evo Morales, en Nicaragua con Daniel Ortega, en Ecuador con Rafael Correa y ya hace más de medio siglo con los hermanitos Castro en Cuba. En particular y más claramente el atropello lo vemos en la primera, donde Chávez, con más de una década abusando del poder, se ensaña una vez más en dar el golpe final haciéndose coronar gobernante vitalicio e imponiendo en el país una nefasta dictadura de corte nazi y fascista.
El problema con Chávez es que es un dinosaurio que surgió de las cavernas más oscuras de la historia de Venezuela. Y con la ayuda de una democracia dizque “mayoritaria y popular” está a punto de convertirse en amo y señor definitivo de ese mismo “pueblo” que, supuestamente, dice representar.
La otra paradoja de Venezuela es que Chávez se apoderó de los cuantiosos recursos económicos de su país, hoy sumido en el hambre y en la pobreza. Y lo más irritante es que con ese dinero excluye de toda competencia real a todo aquel que quiera interponerse entre él y su proyecto de vitaliciado. Tiene, además, el dinero necesario para comprar voluntades y pagar el precio de 'lealtades', dentro y fuera de su país.
Chávez es un dictador y dispone hoy del poder absoluto de hacer con el dinero producido por el petróleo lo que se le antoje; ya no tiene encima ninguna contraloría y a nadie a quien deba rendirle cuentas. Con su gruesa petrobilletera recorre ahora América Latina y financia partidos, movimientos, organizaciones sociales y campañas electorales.
No obstante, el proyecto diabólico de Chávez de querer exportar su “revolución bolivariana” deschavetada parece estar llegando a su fin. Las democracias latinoamericanas están dando giros electorales y democráticos interesantes.
A excepción de Colombia donde el ente encargado de custodiar la Constitución le dijo al actual presidente Uribe que no podía aspirar a una segunda reelección; en Chile, la presidente Bachelet, con la más alta popularidad, el pueblo chileno dijo en las urnas que sería bueno experimentar un relevo. El legendario “Pepe” Mujica el día que juró como presidente de Uruguay hizo una gran defensa a la libertad y al libre mercado, alejándose de las ideas autoritarias y monolíticas del señor Chávez. En Argentina donde los Kirchner coquetearon con Chávez, tendrían que abandonar el poder. El partido de gobierno ya perdió las parlamentarias y en el congreso ya están en minoría. Lula en el Brasil dijo no jalarle a la reelección así pierda la candidata de su partido, que es lo más seguro.
Todos estos relevos, así no coincidan con los gustos ideológicos de quienes no están con ellos, hay que alabarlos, apoyarlos y defenderlos. La democracia liberal en la segunda mitad del siglo XX contó con grandes pensadores que la desarrollaron y la pusieron a tono con lo que estaba sucediendo en el mundo. Ahí están las ideas de Karl Popper, Isaiah Berlin y Norberto Bobbio. Sus obras deberían ser leídas y consultadas por los reaccionarios de izquierda y de derecha. Pues les ayudarían a cambiar su forma de pensar.
Fortalecer el Estado de Derecho es un deber moral y ético de todo ciudadano. Hay que defender la democracia. América Latina debe estar alerta a cualquier clase de autoritarismo, ya vengan de la derecha o de la izquierda.
Ojalá en estas elecciones para el congreso el pueblo colombiano elija a quienes defienden la democracia liberal.
lunes, abril 05, 2010
Dinosaurio de las cavernas
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Opinión
(Mariquita, 1959). Profesor durante seis lustros en la Universidad del Tolima. En la Universidad Nacional de Colombia estudió Antropología. En la Universidad del Valle, Magister en Historia Andina y Doctor en Antropología Social y Cultural. Universidad Autónoma de Barcelona. (España).
Alejado de las aulas sigo investigando, y en mi blog escribiendo y publicando sobre diversos temas.
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