Olvidar que el actual Congreso ha sido en la historia de Colombia el más desprestigiado sería desconocer en cuál país vivimos. Una buena parte de esos que la gente del común llaman “padres de la patria” están o han estado en la cárcel. Los motivos de sobra los conoce la gente.
Para los que no perdieron la curul podría pensarse que tenían la obligación moral y ética de velar por un Congreso ejemplarizante, lastimosamente no fue así. Pues toda Colombia sabe que la gran mayoría de estos señores del Congreso, que se ganan el sueldo con el sudor de la gente que trabaja y que paga impuestos, solo fueron a cobrar. Si en algo se caracterizó este Congreso fue por su ausentismo rampante y su ineptitud en el trabajo legislativo. Les importaron un pito los problemas del país y de la sociedad.
Seguir quejándonos no tiene sentido sí quienes eligen siguen votando por el más inepto, por el más corrupto. Por aquel que no tiene idea de los problemas del país. Por aquel que la gente cree que ser un buen parlamentario es hacer “favores”. Por aquel político corrupto que a cambio de unos cuantos billetes monta una sede para que algún “vividor” le rebusque unos cuantos votos. Este panorama deplorable es el que se ve por estos días en las ciudades grandes y chicas de Colombia.
Ya un compositor tolimense, en una de esas canciones que hoy día ya nadie escucha, en una de sus estrofas decía que los políticos se acuerdan de la gente cada vez que hay elecciones. Prometen cosas que luego no cumplen. No obstante, se sigue votando por el mismo, o los mismos. Si esto sucede, el problema está en que la sociedad aun no le pide cuentas a quien con su voto ayudó a elegirlo. La sociedad no ha entendido que el político es aquel que representa a la sociedad y como tal debe rendir cuentas. Si el ciudadano común y corriente no hace esta pedagogía consigo mismo será poco probable que renovemos el Congreso.
Es tan grande la equivocación al votar que un ejercicio simple y llano fue lo que pasó, y sigue aun pasando con los Representantes a la Cámara por el Departamento del Tolima. Solo basta con que el ciudadano se pregunté por Gómez Gallo o por Pompilio Avendaño. O que se pregunte dónde está Carlos García. La respuesta es muy sencilla: salieron de la cárcel o siguen presos.
Llegaron al Congreso con la idea de trabajar por el Tolima. Si consultamos las estadísticas nos daremos una idea de lo atrasado que está el departamento. Además de ocupar los últimos lugares en salud, educación, infraestructura vial y otras necesidades insatisfechas, siempre está compitiendo con los departamentos más corruptos como el Chocó, algunos de la Costa Atlántica y de los Llanos Orientales como el Casanare.
Esta clase de gentuza con perfil de embaucador de votos es la que se ha venido apoderando del Congreso. Y si el pueblo sigue eligiendo a esta clase de gente indeseable que llega al Congreso para hacerle mal al país y a la sociedad, Colombia, este país de gente sufrida y trabajadora, seguirá sin tener futuro.
Colombia hoy día a nivel internacional ocupa puestos privilegiados en corrupción. Seguirá por las mismas si el ciudadano con el poder del voto no releva la clase política corrupta. Es una obligación de todo ciudadano que se pregunte qué hizo el senador y o el representante que él ayudó a elegir. No basta que quien se está beneficiando de la política resuelva los problemas de Colombia dándole una palmadita al elector en las espaldas. Es necesario que el elector se pregunte cuáles son las razones que él tiene para elegirlo.
La gente por estos días se está preguntando que los líderes que planteaban grandes soluciones al país se están acabando o se acabaron. Es cierto. Con contadas excepciones, la mayoría de los Congresistas son gente de pacotilla. Gente de la más baja calaña. Duele decirlo pero al Congreso han llegado maleantes, gente mala.
Colombia no tiene porque seguir sufriendo las bestialidades de los corruptos y ladrones de cuello blanco y perfumado. Muchos Gómez Gallos, Garcías y Pompilios Avendaños están haciendo miles de maromas para llegar al Congreso. No están llegando ellos, sino sus compinches.
Es necesario que la gente comience a pensar en el futuro de Colombia.
lunes, febrero 08, 2010
Por un Congreso ejemplarizante
Labels:
Opinión
(Mariquita, 1959). Profesor durante seis lustros en la Universidad del Tolima. En la Universidad Nacional de Colombia estudió Antropología. En la Universidad del Valle, Magister en Historia Andina y Doctor en Antropología Social y Cultural. Universidad Autónoma de Barcelona. (España).
Alejado de las aulas sigo investigando, y en mi blog escribiendo y publicando sobre diversos temas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario