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domingo, septiembre 28, 2025

El último sapiens

 Armando Moreno Sandoval 

En este siglo XXI los libros ya no llegan en avión, ni en barco. Internet y las web alojan en plataformas digitales lo que en el nuevo lenguaje se llama el libro digital (el ebook).


Mientras la discusión continúa entre los amigos del papel y el bando prodigital, cierto es que las editoriales no siempre están interesadas en que toda la producción literaria, científica y tecnológica sea editada en papel.

Mientras esta sea la realidad, las ferias de libros en Latinoamérica serán un buen pasatiempo. La razón sencilla de entender: muchos y excelentes temas por estas tierras nunca verán el papel.

Tras pocos años de haberme pensionado como profesor de la Universidad del Tolima, me he convencido de que para saber dónde está la frontera del conocimiento no basta buscarlo en las ediciones de papel, sino que este está en las bases de datos digitales.

Con mucha nostalgia estoy abandonando el papel por lo digital. El lío está en que, si uno está ávido de conocimiento de frontera, el único remedio es lo digital.

Lo que me pasó en días recientes fue de maravillas. Y sucedió con El último sapiens, el libro escrito por el periodista José Antonio Ruiz con prólogo del profesor Pedro Guillén. El tema tratado es un ensayo de divulgación científica que explora el futuro de la especie humana.

El libro se enfoca en cómo los avances tecnológicos y científicos, especialmente en la manipulación genética, están llevando al Homo sapiens a un punto de inflexión evolutiva.

En el apartado “La era de la manipulación genética y el futuro humano”, los autores subrayan que, por primera vez desde que se desarrolló el método científico, la humanidad tiene la capacidad de alterar su propia evolución de manera intencionada. Esto se debe a la secuenciación del genoma humano y a las nuevas técnicas de manipulación genética.

Los autores argumentan que estas tecnologías no solo permiten curar enfermedades genéticas, sino que también abren la puerta a un futuro donde podríamos mejorar nuestras capacidades físicas y cognitivas, creando un nuevo tipo de ser humano que, valga la paradoja, ya no será Homo sapiens, sino otra cosa.

En el ítem que aborda la evolución natural y la dirigida, los autores sostienen que, aunque tradicionalmente la evolución ha sido un proceso ciego, impulsado por la selección natural, ahora está entrando en una nueva fase, la dirigida. En este escenario, la especie humana podría decidir deliberadamente qué características genéticas potenciar y cuáles eliminar. Este poder sin precedentes plantea profundas preguntas éticas sobre el tipo de sociedad que queremos construir y si deberíamos interferir con el curso natural de la vida.

De ahí que los autores se pregunten: ¿Qué pasará con la desigualdad si solo una parte de la población tiene acceso a las mejoras genéticas? ¿Cómo definiremos lo que significa ser “humano” cuando la línea entre lo natural y lo artificial se vuelva borrosa? ¿Podríamos llegar a un punto en que los humanos modificados consideren a los no modificados como una especie inferior, tal como el Homo sapiens dominó a otras especies de homínidos?

Así como están las cosas con los avances científicos y tecnológicos, El último sapiens es un llamado de atención sobre el poder que la humanidad ha adquirido y la necesidad de una reflexión profunda sobre el futuro que estamos creando. Advierte que las decisiones que tomemos hoy, en relación con la tecnología y la ética, determinarán si nos convertimos en los artífices de una nueva era o si, por el contrario, nos convertimos en la última versión de nuestra propia especie.

Sin embargo, hay quienes creen que los posthumanos ya están deambulando por las calles sin que nos demos cuenta. Algunos chistosos creen que en el mundo existen ya laboratorios clandestinos donde algunos científicos se están divirtiendo a expensas de los genes.

La razón es muy simple de explicar. Los que quieren que se les deje en paz y con manos libres se quejan de que la ética y la moral se interponen cuando se trata de hacer nuevos experimentos. Entonces, para evitar tanto grito en el cielo, prefieren el silencio y el anonimato que el premio Nobel.

En todo caso, así suene a ciencia ficción, el Homo sapiens está empezando a crear las herramientas científicas que lo llevarán en un futuro a ser una especie en extinción… por decisión propia.

Como afirma José Antonio Ruiz: “Si empezamos a crear una estirpe diferente al Homo sapiens, el Homo sapiens comenzará inevitablemente a ser una especie en proceso progresivo y paulatino de extinción”.

Esta afirmación no es una metáfora ni una hipótesis futurista: es una advertencia basada en hechos científicos actuales. El último sapiens no será víctima de una catástrofe natural, sino de su propia ambición biotecnológica.

Entretanto, la autonomía humana está en peligro de convertirse en una ilusión. La neurotecnología y la inteligencia artificial están comenzando a intervenir en los procesos mentales más íntimos: emociones, decisiones, percepciones. Si estas tecnologías se integran sin límites éticos claros, la voluntad individual podría quedar subordinada a algoritmos, implantes o sistemas de control cognitivo.

La pregunta que deja el libro es brutal: ¿Puede seguir siendo libre una mente intervenida?

Pues la autonomía, piedra angular de la dignidad humana, corre el riesgo de diluirse en un futuro donde las decisiones ya no sean enteramente nuestras, sino el resultado de una programación externa.

Como diría Cantinflas: "¿Quién dijo miedo?".

 

 

 

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