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lunes, octubre 25, 2021

El Estado como botín

 Armando Moreno Sandoval

En Colombia el Estado se ha vuelto un botín. Es el instrumento enmarañado de un concurso de intereses particulares que adulteran el sentido de lo público. La política ya no es la solidaridad, sino la complicidad. La adhesión de la gente ya no es a un partido, a una bandera, a una ideología, ni siquiera a un caudillo o a un movimiento, sino a una componenda, transacción, cuyos beneficiarios son los que quieren asaltar el poder y de paso cargarse el erario.

Estas ideas no son mías, fueron del político Álvaro Gómez Hurtado y están en la biografía: Álvaro. Su vida y su siglo de Juan Esteban Constaín.

La desgracia de los pueblos es que el día de las elecciones algunos electores votan por el maleante, por el corrupto, por el descompuesto, por el inepto.  Así no se puede. ¿Para qué elecciones?

Ha sido tan grande la equivocación al votar que un ejercicio simple y llano es preguntarse qué hicieron quienes hace cuatro años, o más, recogieron votos vendiendo quimeras, ilusiones, prometiendo el cielo y la tierra.

El próximo 2022 se elegirá presidente de Colombia.

Siguiendo a Álvaro Gómez Hurtado, en Colombia, desde un tiempo para acá, y lo dice la gente, ha sido tanta la desfachatez y la sinvergüencería que, desde que se instauró el voto popular, lo único que ha habido es el puro matoneo al erario. Embelecos de administraciones.

Vasta consultar las bases de datos de las entidades del gobierno para darnos cuenta de que lo que existe en Colombia son trochas, cantinas, bullaranga, desidia, ruidos, basura, olores fétidos, chulos con hambre, gente sin esperanza que deambula por las calles como zombis. Un servicio de salud a medias donde el usuario y el empleado se hacen los de la vista gorda ante un servicio de muerte. En fin, un país que se caracteriza por pelear los últimos lugares en salud, educación, infraestructura vial y otras necesidades insatisfechas, amén de la corrupción.

La estulticia se ha vuelto tan extrema en la gente que han olvidado que en los últimos 25 años los presidentes, en su mayoría, salen elegidos porque la gente vota en contra de... Algunos le maman gallo a la cárcel. Otros se arropan en las mismas instituciones del Estado para burlar la justicia.

Preguntar en qué ha cambiado Colombia es como hacer un chiste macabro. Igual al chiste que dice que si uno dura un año por ir a Colombia encuentra que todo ha cambiado pero que, si regresa a los 4, 8 o 20 años o más, todo sigue igual.  La misma novela de siempre: marrullerías de todo tipo, narcotráfico, balaceras, ruidos, cantinazos, secuestro, sicariato, ladronismo y todas las plagas malditas que la tierra ha parido.

Volviendo a Álvaro Gómez Hurtado, Colombia seguirá en las mismas si el elector acolita al inútil y eligiendo a los mismos. Si se elige gente de baja calaña, maleantes, golfos, rufianes, trúhanes o mangantes, lo cierto es, que, con esta clase de gente, será un atentado a la razón, a la civilidad, al decoro.

Una columna del profesor y economista SalomónKalmanovitz le augura a Colombia un callejón obscuro, pero sin salida. El dice que el déficit comercial de Colombia en este mes de octubre 2021 alcanzó la bicoca de 12.000 millones de dólares. Que se está exportando solo el 28% y que se importa el 50%. Estas cifras explican el por qué este país vive del rebusque, de los servicios y de hacer “vueltas”. Hasta ahora ninguno de los candidatos que están aspirando a la presidencia de Colombia han dicho cómo resolver este entuerto.

Colombia ha anidado una izquierda reaccionaria y retrograda que le ha hecho daño a la gente. Pero también es cierto que existe una derecha reaccionaria y premoderna que solo le interesa defender sus intereses. Se siente realizada si vomita ante un pueblo que pide como echarle un huevo al caldo del desayuno. La manera como la derecha ha abusado del poder es lo que explica, por ahora, el voto de opinión a favor por Gustavo Petro.

La gente del montón, de los de abajo, de la calle, ya le perdió el miedo al castro-chavismo. Refiriéndose a Petro, por el quien darán el voto, lo dicen sin ningún empacho: “Una de dos: o arregla esto o se lo parrandea”.

Si en el 2022 la gente elige la podredumbre, la política seguirá presa de los corruptos y ladrones de cuello blanco y perfumado. La herencia politiquera del pasado seguirá vivita. Sus clones, estarán ahí.

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