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martes, septiembre 16, 2008

¿Sobreviviremos sin sexo?

Armando Moreno Sandoval

Cuando los científicos Ian Wilmut y Keith Campbell del Instituto Roslin de Escocía dieron al mundo, el 23 de febrero de 1997, la noticia de que habían clonado una oveja llamada Dolly más de medio mundo pegó el grito en el cielo.

Aunque el avance científico es de admirar, el impacto fue otro en la mentalidad popular. La gente se preguntaba —y con razón— cómo era posible que una oveja no tuviera papá y mamá, y cómo así que en vez de haber necesitado un par de ovejas —un macho y una hembra— para su procreación, la famosa oveja clonada había sido el resultado de una técnica de reproducción desarrollada en un laboratorio. Otros se preguntaban qué iba a pasar con el sexo. Algunos que estaban perplejos y escandalizados con la noticia llegaron a vaticinar que así como iba la ciencia era muy posible que en un futuro la humanidad para reproducirse el sexo fuera cosa del pasado.

Meses después, quien mejor recogió las inquietudes de la mentalidad popular fue el Premio Nóbel de Medicina y biólogo francés Francois Jacob. Este científico reflexionaba, pensando en el avance de la ciencia, que si con la aparición de la píldora anticonceptiva la humanidad se daba el lujo de tener sexo pero no hijos y que con la fertilización in vitro se podía tener hijos pero no sexo, no había lugar a dudas que con la clonación la humanidad para reproducirse no necesitaría ni del sexo, ni de hijos.

Sin embargo, el avance científico de que la humanidad puede prescindir de algunos de los dos para reproducirse — ya sea el hombre o la mujer—parece no ser una estrategia exclusiva del ser humano, ni tan nueva como parece.

La comunidad científica anglosajona cuenta en sus últimas noticias que hay especies vivientes que no se reproducen sexualmente. El pez amazónico hembra llamado molly es un ejemplo de ello, pues, por más de 70.000 años ha logrado sobrevivir sin sexo para reproducirse.

En términos científicos molly es una especie ginogenética, es decir, que su especie solo está formada por hembras. Los científicos han considerado que si molly ha logrado sobrevivir todos esos miles de años, es gracias a que interactúa con machos de otras especies para desencadenar el proceso de reproducción.

Pero, lo interesante del juego de molly es que el uso de los machos es solo un truco, pues solo emplean a los machos para activar sus óvulos sin hacer uso ni del esperma, ni de su material genético.

Lo que sorprende del pez molly es que el grito que pegó la humanidad con la clonación de Dolly, era eso, un simple grito, pues la naturaleza lo estaba haciendo bastante miles de años atrás.

Sin tanto aspaviento, lo que hace molly y otras especies asexuales es poner en práctica una técnica de reproducción llamada ginogénesis. Es decir, que sus descendientes al ser clones de su madre no heredan ningún material del ADN del padre.

La pregunta que se hacen los científicos es por qué estas especies no se extinguen. El interrogante lo hacen porque para los científicos está claro que una especie que se reproduce asexualmente experimenta cambios genéticos que tarde o temprano conducen a su extinción.

Si bien esta es la preocupación —y con razón porque es el futuro de la humanidad— la naturaleza tiene respuestas sabias que aún la ciencia no le ha encontrado su explicación. Ahí está la salamandra que, al igual que el pez molly, se reproduce también por ginogénesis y ha logrado sobrevivir por más de un millón de años.

Si la humanidad parece ir por el camino de la clonación, bien valdría preguntarnos qué pasará hacia el futuro: ¿se extinguirá? ¿Aprenderá del pez molly, de la salamandra? Aun no lo sabemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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