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miércoles, enero 19, 2005

Revocatoria ¿Quién dijo miedo?

Armando Moreno

El año 2005 ha tenido un comienzo muy agitado. Está por un lado, la obligatoriedad de que en los centros de educación se imparta la urbanidad de Carreño. Este asunto será tema de otro artículo. La otra noticia, y que no es nada nueva, es la revocatoria del mandato al alcalde.

Para empezar es necesario recordar que a los mariquiteños le encanta ir a las urnas. En el referendo sobre el agua se obtuvo una votación nada despreciable de 5444 votos. Y en el referendo de Uribe, cuando ningún candidato al concejo y a la alcaldía le hacía propaganda, la gente calladita fue y depositó su voto. Estos dos referendos son los ejemplos más claros que en Mariquita, cuando se trata de ir a las urnas no hay poder divino que la distraiga.

Si miramos las estadísticas de las elecciones del 26 de octubre de 2003 de una votación total de 12.571 votos, 11.999 fueron válidos de los cuales el actual alcalde obtuvo 4.760, o sea el 39.67% votos y los demás la bicoca 7.239, algo así como el 60.33%. La pregunta que se tiene que hacer es si ese 60.33% está conforme con el alcalde y qué tanto de ese 39.67% que acompañó al alcalde están con él.

Viendo las cifras así, escuetamente, cualquiera pensaría que el referendo contra la cabeza del alcalde es pan comido. Sin embargo, a medida que avance el referendo nos vamos a dar cuenta que revocar un mandato no es nada fácil.

Los mariquiteños saben que Hernán Cuartas heredó una serie de anomalías administrativas que él, de alguna manera, ha tratado de subsanar y que revocarle el mandato teniendo como punto central el problema del agua suena como a revanchismo.

Ya Crespo estando Hernán Cuartas posesionándose como alcalde dijo para ese entonces, sin pelos en la lengua, que al año, o sea este enero de 2005, le estaría armando la revocatoria del mandato. Y lo está cumpliendo. La pregunta es si lo que está haciendo es serio, porque cualquier ciudadano puede preguntarse cómo es posible que sin Hernán Cuartas haber empezado su gestión como alcalde lo haya descalificado desde el primer día de su posesión.

Fastidia que los promotores de la revocatoria del mandato sean los mismos que impulsaron el referendo del agua. Inicialmente decían que el referendo por el agua era eminentemente cívico, que la única preocupación era Mariquita. Sin embargo, sin excepción, quienes conformaban el equipo, cada uno por su lado, optaron por la política. De la noche a la mañana se convirtieron en candidatos a la alcaldía, al concejo, a la asamblea y hubo uno que promovió el voto en blanco. Hoy en día el grupo está hecho polvo. La pregunta ahora es para dónde van.

Lo único que quedó claro es que quienes salimos a votar por el referendo del agua fuimos asaltados en la buena fe.

Cierto es que desbaratar un contrato de derecho privado como el que tiene el municipio con la empresa que administra el agua no es nada fácil. Sin embargo, la gente no se explica cómo es que un movimiento, con 5.444 votos que obtuvieron en el referendo, no se haya constituido en una fuerza política capaz de disputar la alcaldía y que desde allí hicieran lo que le están pidiendo a Hernán Cuartas que haga. ¿Ausencia de liderazgo, de ideas, miedo?

Incapaces de haber sacado un candidato a la alcaldía, ahora le dicen al alcalde cómo hacer las cosas.

En fin, lo que si está claro es que para algunos exigir y criticar cuando no se tiene el poder es fácil, más cuando no se tiene nada que perder. Es el facilismo puro.

Sin embargo, no hay que subestimar a quienes están promoviendo la revocatoria. Todo ciudadano está en su derecho a demostrar su inconformismo. Lo peligroso de este referendo es que el alcalde no se de cuenta que muchos van a pescar en río revuelto y le cobren el año de desgaste que ha tenido la administración.

El alcalde está solo y no tiene equipo. Lo comenta el respetable público. Se demostró cuando unos funcionarios salieron por la radio a fustigar a los promotores de la revocatoria. No es con adjetivos de mal gusto que se va a ganar. Se necesita pensar con cabeza fría. Pienso que llegó la hora de que los funcionarios pongan sobre el escritorio del alcalde la carta de renuncia para que él, a su libre albedrío, sin presión de ninguna índole, conforme un nuevo gabinete.

Un funcionario debe saber que la democracia y la política son así, es necesario dar un paso al lado para que otros lleguen. Si creen que no es así, por favor dedíquese a otro oficio y busquen otro puesto.

Es cierto, a Mariquita le gustan las urnas, sospecho que esta vez a una nueva aventura no le van a jalar.

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