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domingo, mayo 28, 2023

La reforma laboral, la Inteligencia Artificial y el genoma

Armando Moreno Sandoval

La inteligencia artificial y el genoma humano son dos campos de investigación que tienen un gran potencial para transformar el futuro de la humanidad. La inteligencia artificial es la capacidad de las máquinas de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad o la toma de decisiones. El genoma humano es el conjunto de información genética que contiene cada célula de nuestro cuerpo y que determina nuestras características físicas y biológicas. Ambos campos tienen aplicaciones beneficiosas para la salud, la educación, la economía, la seguridad o el medio ambiente, pero también plantean desafíos éticos, sociales y legales que debemos afrontar con responsabilidad y precaución.

¿Qué implicaciones tiene la combinación de la inteligencia artificial y el genoma humano para el futuro de la humanidad? Algunos expertos opinan que esta combinación podría dar lugar a una nueva especie de seres híbridos, capaces de modificar su propia naturaleza y superar las limitaciones humanas. Otros expertos advierten de los riesgos de perder el control sobre estas tecnologías y de crear desigualdades o conflictos entre los humanos y los híbridos.

Este vaticinio ya lo vimos en Westworld la serie de ciencia ficción que se emite en HBO y que explora las implicaciones de la inteligencia artificial. La trama se centra en un parque temático futurista donde los visitantes pueden interactuar con androides que simulan ser humanos. Los androides, llamados anfitriones, están programados para satisfacer los deseos de los visitantes, pero algunos de ellos empiezan a desarrollar conciencia y a cuestionar su realidad. Westworld plantea cuestiones éticas, filosóficas y morales sobre la naturaleza de la vida, la libertad y la identidad.

También hay quienes defienden que la inteligencia artificial y el genoma humano deben usarse para mejorar la calidad de vida de las personas y para resolver los problemas globales que amenazan nuestra supervivencia.

Lo anterior solo es aceptable es los países democráticos. Veamos. CRISPR, desarrollada por las investigadoras estadounidenses Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier y que les valió el Premio Nobel de Química en el año 2020, y que está relatado en un libro hermoso llamado El código de la vida, es una técnica revolucionaria que permite modificar el ADN de las células con gran precisión y rapidez.

En los últimos años, algunos científicos chinos han utilizado esta herramienta para editar los genes de embriones humanos, con el objetivo de corregir defectos genéticos o conferir resistencia a enfermedades como el VIH. Estos experimentos han generado una gran controversia ética y científica, ya que implican alterar la línea germinal humana, es decir, el conjunto de células que dan lugar a los gametos y que transmiten la información genética a las generaciones futuras.

Los primeros humanos creados en China con CRISPR fueron dos gemelas, Lulú y Nana, nacidas en 2018. Según el investigador responsable, He Jiankui, las niñas fueron modificadas para eliminar el gen CCR5, que codifica un receptor que facilita la entrada del VIH en las células. Sin embargo, este experimento no fue sometido a una revisión ética ni científica adecuada, y se desconocen los efectos a largo plazo de la edición genética en las gemelas y sus descendientes. Además, el gen CCR5 también está implicado en otras funciones del sistema inmunitario y nervioso, por lo que su eliminación podría tener consecuencias negativas imprevistas.

La creación de humanos con CRISPR plantea desafíos y oportunidades para la medicina y la sociedad. Por un lado, podría ofrecer la posibilidad de curar o prevenir enfermedades hereditarias graves, mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y reducir los costes sanitarios. Por otro lado, podría abrir la puerta a la eugenesia, la discriminación, la desigualdad y la pérdida de diversidad genética. Además, podría tener efectos impredecibles en el equilibrio ecológico y evolutivo de la especie humana.

Sea cual sea el escenario que se materialice en un futuro, lo cierto es que la inteligencia artificial y el genoma humano son dos fuerzas que están cambiando el mundo y que nos obligan a replantearnos nuestra identidad, nuestros valores y nuestro destino como especie.

No obstante, lo dicho en el párrafo anterior, es solo para los países donde se invierte en Ciencia y Tecnología, es decir, los países llamados del primer mundo.

El resto de la humanidad solo se dedicarán a rumiar esos avances. Y en el peor de los caos, como en la reforma laboral que está siendo impulsada por el gobierno Progre y las mentes ilustres del Congreso en Colombia, solo se dedicaran a imponerle camisas de fuerzas a estos avances como es la inteligencia artificial, la robótica y otros avances tecnológicos. Y en este orden de ideas estaría el genoma.

Lo curioso es que en las universidades públicas hasta ahora nadie ha dicho ni ¡mú!

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