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miércoles, septiembre 22, 2010

Cómo desarrollar la industria hotelera

Editorial
El Puente, Honda.
Hace varios meses decíamos en este mismo espacio, refiriéndonos a la industria cultural, la necesidad de que las alcaldías impulsaran este sector. Lo decíamos con ocasión del Bicentenario de Mutis. De ese entonces acá no ha pasado nada. La conclusión a que se puede llegar es que quienes llegan a la alcaldía, o no entienden de esto, o a quienes colocan en esas oficinas que llaman turismo y cultura no tienen idea para qué es ese cargo.

Los alcaldes no entienden que la industria cultural está amarrada a la industria hotelera y que ambas van cogidas de la mano. Pero en el norte del Tolima estas dos industrias van separadas, no dialogan. Este divorcio sucede porque si bien existe una oferta hotelera no existe una industria cultural. Y lo peor de todo es que las alcaldías se hacen las de la vista gorda.

Tan así que quienes sienten la necesidad de hacer turismo a clima caliente lo único que encuentran es una oferta hotelera solitaria y sin ningún aliciente cultural. Triste recordarle otra vez a los alcaldes y concejales que en vez de estar ladrándole a la luna todo el tiempo con proyectos que solo están en la mente de ellos, porque no se pellizcan y tratan de nombrar en esos cargos administrativos de turismo y cultura gente idónea y capaz para desarrollar este renglón.

No basta que se hagan reuniones con hoteleros para reactivar este sector, como las que se suceden en Honda, sino que es necesario que quien lidere esas reuniones sea gente que conozca del oficio.

Es tan lucrativa la industria hotelera y cultural que países industrializados como Estados Unidos, Inglaterra y Francia más del 50% del Producto Interno Bruto proviene de estas dos industrias que llaman sin chimenea.

Un buen ejemplo de cómo la industria cultural sirve para dinamizar varios sectores de la economía es el evento del Mangostino de Oro que en el mes de agosto se realiza en Mariquita. Lo interesante de este acto cultural es cómo se le ha venido dando un valor agregado. Pues sin este valor agregado sería imposible que alrededor de este evento se beneficien varios sectores de la economía y de la sociedad como son la industria hotelera, el comercio organizado y por qué no el informal.

Este evento del Mangostino de Oro y la manera como dinamiza la economía de la región en tres días, es el referente que deberían tomar los diversos sectores de la sociedad para jalonar una industria cultural y hotelera. El norte del Tolima a lo largo del año tiene varios eventos que permitiría pensar en cómo dinamizar la región como, por ejemplo, las fiestas religiosas.

En el norte del Tolima están las del Señor de la Salud en Guayabal, la del Señor de la Ermita en Mariquita, la de Santa Lucia en Ambalema o la de la Virgen de Coloya en Lérida. Fiestas religiosas que servirían para fortalecer no solo la fe, sino también el renglón turístico y hotelero ya que ambos ayudarían a dinamizar la economía de la región y de sus respectivos municipios.

No basta que los hoteleros se quejen de que les estén yendo mal. El problema radica que solo piensan en los puentes festivos y así no se puede. Lo otro es que los hoteleros ven la industria cultural como algo ajeno a ellos. La cuestión es trabajar mancomunadamente con el fin de tratar y trazar políticas comunes. Pero lo dicho solo será intenciones si desde las alcaldías no se hacen las gestiones pertinentes.

No obstante, existen esfuerzos, como el de la Secretaria de Turismo, Industria y Comercio del Tolima que ha logrado establecer tres rutas turísticas para el norte del Tolima. Ellas son la Mutís, la del Río Magdalena y la del Parque de los Nevados. Son tres rutas que están por explotarse y desarrollarse, e inclusive replantearse porque en una de ellas —la de la Ruta Mutís— deja por fuera a Falán.

Son tres rutas que bien podrían convertirse en tres anillos turísticos como alguna vez las pensó y las diseñó el ya olvidado hondano José Suárez. Si se quiere dinamizar el sector hotelero, turístico y cultural, es necesario que las alcaldías convoquen o gestionen propuestas. Incluso el sector privado va a tener que empezar a comprender que para salir adelante no necesariamente tiene que dar el primer paso el gobierno departamental o municipal, sino que también las iniciativas pueden venir de lo privado.

Y, un buen ejemplo de cómo el sector privado mancomunadamente con el sector público puede hacer grandes eventos es el Mangostino de Oro.

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