Marta Amaya, candidata a la alcaldia |
Estas elecciones tienen un tinte que las hacen
especiales debido a que son regionales y, por otro lado, es un plebiscito sobre
la presidencia del populismo de izquierda del petrismo.
La elección que genera más pasión y odio es la
de la alcaldia. La razón es muy sencilla de explicar: quien salga elegido tiene
un poder que gira alrededor del presupuesto. Desgraciadamente en Colombia este poder
que permite controlar el presupuesto ha llevado a un mar de corrupción y a un
desangre en las finanzas.
Ya es hora que quienes ejercen el derecho al
voto se concienticen por elegir alcaldes que estén cerca de la gente. Eso de
que sean idóneos y con hojas de vida intachables es un disparo a la luna. Un
ejemplo es el actual alcalde Juan Carlos Giraldo y que la gente quiere que se
vaya rápido. Es hora de que se deje de votar con el corazón. Es hora de que se
deje de decir que se va a votar por el “supuesto” amigo. Más bien, ha llegado
la hora de que se vote con el peso que da
la razón. Pues en este ejercicio sano el ciudadano habría de votar por aquel
que ha de representar los intereses de la gente.
Y no como ha sucedido hasta ahora, que el
ciudadano sin valorar lo que significa el voto, termina por elegir a quien fue
segundo en las pasadas elecciones. En Mariquita esto ha venido pasando desde
hace rato. Tan así, que los segundos de las anteriores elecciones al ganar la
alcaldía han sido un fracaso.
Votar por los segundos en las pasadas
elecciones no es sano, ni aconsejable. Ahí están de nuevo Álvaro Bohórquez y Oscar
Segura. ¡Y ojo! porque en el peor de los casos se termina eligiendo al
charlatán, al payaso de la democracia, al lenguaraz, al ladrón de cuello blanco
y perfumado, al timador de la palabra, o, para decirlo sin pelos en la lengua: eligen
al quien quiere enriquecerse con el dinero de los contribuyentes. Esta desgracia
es el retrato de la gran mayoría de los municipios de Colombia.
Hay quienes están opinando que en las
elecciones regionales se impone las maquinarias para el Congreso. ¡Eso es falso!En las pasadas elecciones al Congreso de la república las
ganaron por un amplio margen el voto no marcado, nulo, blanco. Estos votos son los que juegan en las elecciones regionales. No obstante, el desprecio de los colombianos por los políticos no es como
nos lo quiere hacer creer la izquierda Progre petrista. Pues parece que están
convencidos que ahora la gente si los adora. Creen que el voto nulo, blanco o no marcado es
porque los colombianos son analfabetos políticos. ¡Falso! El elector vota así porque quiere castigar al país político. ¡El país elector sabe lo que hace!
A
la conclusión que se puede llegar es que el congreso por lo general no tiene el
respaldo del pueblo. Es decir, que en Colombia tanto el congreso como los
políticos están deslegitimados. Aunque han ganado con una minoría de votantes que
los legitima legalmente, no quiere decir que son la representación del pueblo.
El triunfo no siempre es el de los vencedores. El triunfo también es de los
vencidos, de todos aquellos y aquellas que con decoro y decencia prefirieron el
voto nulo, no marcado, blanco y de quienes se abstuvieron de votar. El triunfo es
agridulce y falso.
En contraste con las elecciones del congreso, las regionales no están tan deslegitimadas como la gente y los analistas de cóctel creen.
Retomando de nuevo a Mariquita, en esta población hay quienes insisten en querer volver a la alcaldía. La pregunta es para qué. Es más, las segundas oportunidades no son buenas, la historia ha demostrado que siempre son un fracaso.
No obstante, ahora mismo hay una aspirante que está causando simpatía por acercarse a la gente y que tiene todas las credenciales para ganar la alcaldía. Se llama Marta Amaya y ojalá los habitantes mariquiteños valoren a esta joven mujer para enderezar la ya bastante alicaída Mariquita.
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