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domingo, mayo 01, 2022

El imbatible Petro y la ultraderecha ahí

 Armando Moreno Sandoval

Por ahora, según las encuestas, Gustavo Petro es imbatible.

No obstante, con el soberano pueblo uno no sabe a qué atenerse. Existe un dicho de la sabiduría popular que dice que una cosa piensa el burro y otra el que lo está enjalmando. Este dicho refleja lo que, por un lado, dicen las cifras del 13 de marzo para el Congreso y, por otra, las de las encuestas que dan como archiganador al candidato Petro.

En estos tiempos de la postverdad la gente ya ni siquiera creen en las matemáticas. Hacer sumas y sacar porcentajes pareciera que fuera una perdedera de tiempo ya que el individuo al convertirse en rebaño tiene como verdad lo que le imponen y lo que cree. Pues en este siglo XXI más que el argumento o la razón son las emociones, el delirio, el fanatismo.

Sin ánimos de aguarle las creencias a los fanáticos de la derecha o de la izquierda tengo un montonón de dudas respecto al futuro de este circo llamado Colombia.

En el año del 2002 las torpezas de las Farc y de la izquierda reaccionaria y ortodoxa llevaron a la presidencia a Álvaro Uribe. Fue esa izquierda la que empujó a la gente a virar hacia gobiernos de derecha (incluyendo el de Juan Manuel Santos). Ahora, veinte años después, en este 2022, las encuestas, los medios y la derecha misma parecería que estuvieran empujando a Petro al triunfo.

Nadie sabe qué hay detrás de las encuestas. Solo quienes las diseñan saben por dónde va el veneno y cuáles sus intenciones.

La verdadera encuesta, y que es indiscutible, es la que se realiza el día de las elecciones.

Si tomamos los votos válidos del 13 de marzo para el Senado (15.222.291) y sustraemos los 2.302.847 del Pacto Histórico, más lo del Centro Esperanza (2.159.465) y Equipo por Colombia (3.989.642), la resta es una votación de electores rebeldes (3.488.426) que, seguramente, al no haber votado en las consultas presidenciales, lo estarían pensando para la primera vuelta presidencial.

La duda que asalta es cómo se van a comportar esos 3.488.426 electores en la primera vuelta presidencial del 29 de mayo, o, si las encuestadoras de tanto equivocarse van a salirse con la suya: que Petro arrasaría en primera vuelta.

Los votos de la consulta presidencial por el Centro Esperanza (2.159.465) y del Equipo por Colombia (3.989.642), que sumados arrojan 6.149.107 votos válidos, sugiere que mientras los candidatos ganadores de estas consultas tienen que hacer maromas para llevar electores a sus toldas, el único con votos asegurados es Gustavo Petro, candidato del Pacto Histórico, con 5.584.758 votos válidos.

Más allá de la votación que obtuvo el Pacto Histórico, lo cierto es que los electores tienen un “pero”.

El colombiano más que ser un individuo antisistema o antidemocrático, se caracteriza es por ser antigobierno cuando está por fuera de la rosca. Si no cómo se explica la corrupción como medio para ascender económicamente. El ejemplo más patético es el departamento del Chocó. Se olvida que en años anteriores con la descentralización administrativa quienes se robaban el presupuesto de los municipios, con la venía del populacho, eran los alcaldes y la burocracia municipal. Ya se olvidó que la famosa ley 550 fue creada por el Estado para intervenir las entidades descentralizadas y sanear sus finanzas.

Otro desmadre del colombiano es su manera de pensar a la hora de dar el voto. Quienes piensan votar por Petro suelen afirmar que lo hacen para que se arregle o se acabe este país. Y quienes piensan votar en contra suelen afirman que más vale malo conocido que bueno por conocer.

Laureano Gómez
Esta manera simplona de entender la política es lo de menos. Pensar que va ser la izquierda pupi neoliberal la que va darle el triunfo a Petro es de ilusos. Lo que si es cierto es que existe una ultraderecha colombiana que le está cantando aleluyas a Petro. Se dice que algunos votos que obtuvo Francia Márquez fueron de esa derecha. Es lo que se conoce como el voto útil. La idea era restarle votos a Petro y a obligarlo a dejarla como su fórmula vicepresidencial.

Esta ultraderecha, que no tiene nada que perder, entiende que, si Petro sale con un chorro de babas, el chance de ser gobierno dentro de cuatro años estaría a la vuelta.

Y no es raro que esto suceda. Así como hace 20 años la Farc y la izquierda reaccionaria llevaron a laderecha al poder, cuatro horribles años del gobierno de Petro sería la tormenta perfecta para que la ultraderecha se haga con el manejo del Estado.

A excepción del ultraconservador ultraderechista Laureano Gómez que fue presidente entre el 7 de agosto de 1950 y el 5 de noviembre de 1951, Colombia casi no ha sido gobernada por esas ideas. Lo cierto es que la ultraderecha en el mundo está de moda y en ascenso.

Si no creen pregúnteles a los civilizados franceses donde la ultraderechista Marie Le Pen perdió ganando el pasado 25 de abril.

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