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viernes, marzo 27, 2009

Lideres de pacotilla

Armando Moreno Sandoval

Publicado en El Puente, Honda, año 10, no 118, marzo de 2009, p.4

El gobierno colombiano para dar luces de que la cosa pública está funcionando bien se inventó que las instituciones debían entregar informes de gestión. Esto con el fin de que quienes pagan impuestos sepan en qué se ha invertido el dinero. En el Norte del Tolima los alcaldes de Mariquita y Honda lo hicieron. No sé qué pasaría en los otros municipios.

Lo maluco de estos informes es que solo se remiten a cifras con demasiados ceros a la derecha. Cifras escandalosas que suman miles y miles de millones de pesos. Los alcaldes con estas cifras tan abultadas quieren dar la sensación de que están trabajando mucho. Pero si esos informes se piensan con cabeza fría la conclusión sería otra. La gente puede creer que el dinero de sus impuestos se está derrochando, ya que podría preguntar: ¿Y dónde están las obras? El problema es que la gente ya no quiere más palabrería, ni retórica. Pues la gente piensa y comenta si lo que está escrito en el papel es cierto o mentira.

Esta reflexión que hace la gente del común es lo que se conoce como la crítica. Y a decir verdad a las administraciones de turno poco le gusta que el ciudadano que paga impuestos opine sobre la gestión del alcalde y sus funcionarios.

Por desgracia la ausencia de crítica es uno de los males que aqueja a las sociedades subdesarrolladas. Y cuando se crítica no hay funcionario, o el que se está amamantando con contratos del erario público, que no salga a defender al alcalde de turno. Algunos se vuelven odiosos y energúmenos, y, otros, a decir boberías como esta: “no ha habido un alcalde como este”. No obstante, entre los áulicos existe una especie de defensor de oficio que para contrarrestar las críticas salen con la muletilla consabida: “y usted qué ha hecho”.

Hay que recordarles a los alcaldes y a quienes son empleados públicos que cuando se tiene un empleo que es pagado con los impuestos de los ciudadanos se debe ser transparente en su gestión. Es decir, que la sociedad se dé cuenta qué es lo que hace el funcionario; sí cumple con sus deberes y si el manejo de los dineros lo hace con pulcritud y alejado de toda sospecha.

Esta tarea de fiscalización de la cosa pública les choca a quienes dicen ser políticos. Causa curiosidad que quienes ejercen la política, lo que más les fastidia es que se les vigile y se les critique. A veces dan la sensación que, como en la época de los piratas, quisieran tener patente de corso para hacer y deshacer con la administración pública.

Si Colombia está entre los países más corruptos del mundo, la culpa de este descrédito es de quienes han ejercido o ejercen la política y los medios de comunicación.
En cuanto a los partidos políticos da tristeza ver que solo resucitan en épocas de elecciones. Líderes de pacotilla que solo aprovechan las circunstancias que brinda la democracia para aspirar a un cargo de representación. Lo triste es que si salen elegidos terminan pelechando del cargo sin ningún pudor y vergüenza. Rara vez se les ve trabajando por la comunidad y cuando lo hacen están pensando en cómo cobrar el favor.

Da grima de ciertos medios de comunicación que en vez de ser independientes con la información pareciera que el oficio se le debiera al alcalde de turno. Periodistas que en vez de ser la voz crítica, prefieren callar que denunciar los atropellos y las injusticias que se comenten contra el común de la gente. O en el peor de los casos terminan abrazados al alcalde de turno importándoles un bledo de lo que pasa alrededor.

Si queremos que Colombia algún día tenga funcionarios idóneos y capaces en la administración pública —es decir, de todo aquel que recibe dinero de los contribuyentes— no cabe duda que la sociedad debe aprender a ser exigente con quienes nos representa. Pues al fin al cabo están manejando un dinero que no ha sido trabajado por ellos, ni es de ellos. Están equivocados si creen que el único deber de la sociedad es elegirlos el día de las elecciones.

El alcalde, Espumas y el referéndum

Armando Moreno

Publicado en El Puente, Honda, año 10, No 118, marzo de 2009, p.4

El alboroto causado en días pasados por la visita de la Viceministra de Aguas es un buen gol del alcalde Juan Carlos Acero, así sus críticos y la oposición no lo quieran entender. Todo comenzó en Chaparral en un consejo comunitario con el presidente Uribe.

El problema con la empresa que administra el suministro de agua a los mariquiteños es que cada vez que hay elecciones, no hay candidato alguno, que jure y recontrajure que si gana las elecciones Espumas se tiene que largar. Lo han prometido todos desde que Espumas tiene existencia, pero la gran tristeza es que cuando son elegidos terminan poniéndole conejo a los mariquiteños.

No obstante, el alcalde Acero olfateando su baja popularidad tomó el toro por los cuernos. Lo que no habían podido hacer sus antecesores lo hizo él. Comprometió a la Viceministra de Aguas para que tomara en sus propias manos el asunto de Espumas. Tan así que muchos mariquiteños que han comenzado a mirarlo de reojo porque no ha hecho absolutamente nada, han dicho que si él saca a Espumas tocará que encaramarlo en un pedestal. Un antiacerista a morir parodiando la letra de un bolero dijo: “¡si echa a Espumas me mato por él!”.

Si las cosas están tomando este rumbo la pregunta que tendrán que hacer sus críticos es qué hacer con el alcalde Acero en las próximas elecciones. Pues el proyecto de reelección de alcaldes y gobernadores ya fue radicado en el Congreso y, por las opiniones que se escuchan al interior de las bancadas, incluyendo el Partido Liberal, esta vez el proyecto va a pasar sin ningún tropiezo.
Si digo críticos es porque lastimosamente los partidos políticos en los municipios no existen. Se les ven cada vez que hay elecciones. Ni hablar de organización y sede. Solo basta recorrer el norte del Tolima para darnos cuenta de su precariedad, ausencia y desorganización.

En Mariquita solo el Partido de la U tiene existencia. Su candidato en las pasadas elecciones, y que perdió con el alcalde Acero por un pelo, ha organizado una sede y desde allí no ha dejado morir el movimiento. Mientras los otros candidatos bajaron la guardia y se fueron a dormir su derrota, su líder Álvaro Bohórquez siguió en la lucha.

No obstante, Álvaro y su equipo no han entendido que el gesto que ha tenido el presidente Uribe para con Mariquita, de haberse apersonado de la problemática de Espumas, se debe a los miles de votos que le ha dado Mariquita cada vez que se ha lanzado a la presidencia. Estadísticamente si se compara con cualquier municipio del Tolima, incluyendo Ibagué, Mariquita le ha sido generosa en votos. Y estos votos en vez de usufructuarlos la U de Mariquita, los está aprovechando muy hábilmente el alcalde Acero.

El equipo que conforma la U de Mariquita va tener que cambiar de estrategia. De seguir con la cabeza dentro de la tierra lo más seguro es que en las próximas elecciones van a recibir una garrotera electoral. Los líderes de la U de Mariquita deben entender que el Partido de la U como tal desaparecerá. Pues los escuderos del presidente Uribe, convencidos de que el referéndum lo van a ganar, ya están preparando un nuevo partido donde tendrán cabida todo aquel que quiera hacer parte del nuevo proyecto político.

El equipo de la U de Mariquita, al igual de quienes se han dedicado a criticar al alcalde Acero, debe entender que si el presidente Uribe gana el referendo este debe entenderse como un plebiscito; y que ya no habrá candidato que le pueda arrebatar su tercer mandato. Para ese entonces todos querrán treparse al carro de la victoria. En este orden de ideas el que mejor estaría posesionado hacia las próximas elecciones sería, sin lugar a dudas, el alcalde Acero.

Si los críticos del alcalde Acero quieren ser oposición, y tener algún chance para arrebatarle el poder, van a tener que seguir el ejemplo de los integrantes de la U de Mariquita. Tener sede, organizarse y actuar políticamente. Pues lo más seguro es que aprobada la reelección de alcaldes y echada Espumas, y como dice el adagio popular, sacado el ojo no hay Santa Lucía que valga. El éxito de la echada de Espumas será del alcalde y no de sus críticos, ni de la oposición que hasta ahora han sido comodines. Tendremos Acero por mucho rato.