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domingo, octubre 24, 2004
A Mariquita
Said Halima Peña
Marquetones de atávicas memorias
osados raizales con sangre describieron
la gesta legendaria de las etnias
secular ancestro legado de una raza
Mariquita de evocaciones y leyendas
en su flora solícitos botánicos
con Mutis absortos esbozaron
pletóricas estampas del boscaje innato
Fueron sus callejas cortejadas de portales
con zaguanes de añejas remembranzas,
vestigios que coligen añoranzas
incólumes santuarios regazos teologales
Armero, Moreno y Escandón, nativos insignes
prócer y erudito, sublimes gestores,
indagaron las leyes y la ciencia
exaltando la Provincia y la Cultura.
De Mariquita, el Gran Gaspar de Figueroa
fulge con sus óleos y esculturas;
aquí, Jiménez de Quezada tuvo su hálito postrero
cavilando trasuntos, relatos y aventuras.
Una cruz divisa el horizonte
esbeltas arboledas de extasiado néctar,
despunta el llano con singular collado
raudo El Gualí cual coreado cauce.
Mariquita
Se yerguen ante ti centurias historiales
fundada por Francisco Núñez Pedroso;
erigida con blasones y plegarias,
labrado entre claustros y clásicas columnas,
afloras prócera, próspera y gallarda.
jueves, septiembre 23, 2004
Francisco Antonio Moreno y Escandón
En veremos repatriación del padre de la biblioteca pública en Colombia
Tomado: El Nuevo Día
En veremos quedó la repatriación de los restos mortales del padre de la biblioteca Pública en Colombia, Francisco Antonio Moreno y Ecandón, nacido en Mariquita, Tolima.
El trámite para su exhumación se venía realizando a través del director de Cultura del departamento, Alvaro Cuartas Coymat, quien a través de documentos y libros se enteró de que los restos de este importantes personaje y quien fuera el fundador de la Biblioteca Nacional de Colombia en 1777, se encontraban en Chile, más exactamente en la Catedral de Santiago.
Cuartas Coymat hizo entonces una solicitud al Ministerio de Cultura para que se aprovechara el año del Plan de Lectura y Biblioteca y hacer la solicitud y en consecuencia repatriar los restos de este personaje al Tolima.
El Ministerio de Cultura hizo la gestión a través del embajador de Colombia en Chile, Alberto Velásquez Martínez, quien a través de una carta recibida el 27 de agosto le dice a la ministra María Consuelo Araújo que: “Al respecto, me permito informarle que, realizada una visita a la Catedral Metropolitana de esta ciudad, se pudo establecer que los restos del señor Moreno y Escandón no reposan en el sitio señalado en la solicitud del Señor Director de Cultura del Tolima. Sin embargo, pudimos detectar con la colaboración de expertos conocedores de la Catedral, una placa pequeña en mármol, ubicada en un lugar de difícil acceso, con la inscripción del nombre de don Francisco Antonio Moreno y Escandón.
Consultado al respecto el administrador de la Catedral, monseñor Damián Acuña, nos manifestó, que nada ni nadie puede garantizar la existencia de los restos en ese lugar, por cuanto la Catedral con 250 años de antigüedad, fue remodelada en 1896, habiéndose removido en aquella ocasión todas las fosas y lápidas existentes, a la vez que, depositados todos los restos en un solo lugar, por lo que resulta difícil ubicarlos en la actualidad”.
Ante este nuevo hecho, se hace pues casi imposible la repatriación del ilustre colombiano, quien realizó en el campo de la educación una importante labor en la época colonial.
miércoles, septiembre 01, 2004
La revocatoría: un sueño
Por: Armando Moreno Sandoval
Por los comentarios que se escuchan en los bebederos de tinto y por las mismas declaraciones que ha hecho el alcalde Hernán Cuartas en torno al tema de la revocatoria, todo indica que existen personajes que quieren ver rodar el trono del alcalde.
A cuatro meses para terminar su primer año, me parece que quienes hablan de revocatoria están muy apresurados y confundidos.
Una inquietud que surge por qué tiene que ser Hernán Cuartas el primer alcalde en aplicársele la revocatoria del mandato. Da la sensación que quienes no quieren seguir viendo a Hernán Cuartas en la Alcaldía están completamente de acuerdo que las pasadas administraciones fueron uno A. Apoyar esta tesis es estar de acuerdo con la corrupción que nos llevó a una crisis fiscal difícil de superar a corto plazo.
A ocho meses de su gestión, y lo saben quienes entienden de política, que Hernán Cuartas lo que tiene son críticos más no oposición. Ni siquiera los siete concejales son oposición. Son críticos.
Las críticas más que al alcalde van dirigidas al equipo de administración. No obstante, se puede concluir que quienes quieren revocatoria lo que están pidiendo no es la cabeza del alcalde sino la de su equipo de administración.
Estas críticas tienen su explicación. Lo que pasa es que los mariquiteños, después de un poco más de una década de fracasos administrativos, están exigiendo administraciones más eficientes y que sean capaces de conducir a Mariquita por los senderos del progreso y el desarrollo. Eso es sano.
Como soy un convencido como muchos otros que Hernán Cuartas tiene las cualidades y la capacidad para hacer una buena gestión, encuentro razonable que por el bien de Mariquita muchas de las críticas deberían ser objeto de la controversia pública. Desgraciadamente Mariquita no tiene medios de comunicación donde se ventile la controversia, lo que la hace que sea presa más del chisme que del debate serio y juicioso.
Para empezar es necesario aclarar que lo que está sucediendo en Mariquita entre el concejo y la alcaldía es el resultado, no de Hernán Cuartas, sino de un fracaso electoral de un equipo de trabajo que supuestamente estaba al frente de la campaña y que fue incapaz de lograr las curules necesarias para formar mayorías en el concejo.
La lista del Partido Liberal solo logró tres escaños. Las demás listas fueron inexistentes para dicho equipo de trabajo.
Este desastre electoral por parte de un equipo que no supo impulsar las listas que apoyaban al alcalde es lo que ha permitido que surja una chipa de 7 concejales que, hasta el momento, le está haciendo las cosas engorrosas al alcalde para gobernar.
Si las cosas siguen así, es muy posible que terminen jugando con candela. Porque si bien es cierto que en este juego el que se está desgastando es el alcalde, porque el que está en la mira de la ciudadanía es el ejecutivo y no el legislativo, también deben entender sus críticos que el concejo también tiene su responsabilidad.
Porque también valdría la pena, antes de pensarse en la revocatoria, que se pensara en el concejo y que cada quien se pregunte qué ha hecho hasta ahora. Porque si es como dicen algunos que la actual administración no ha arrancado, la responsabilidad es de todos. Y en esto tenemos que ser claros.
Pregunto: por qué no rodear al alcalde? Si existe la sensación de que la administración actual no ha prendido motores, tenemos que pensar, sin lugar a dudas, menos en el Alcalde y más en su equipo de trabajo. Al Alcalde para que no se siga desgastando le va tocar que hacer a corto plazo cambios y poner en los cargos a individuos proactivos que sean generadores de ideas y propuestas.
A esta altura de su mandato, pienso, y así lo cree la gente que lo acompañó en la campaña a la alcaldía, que ya les cumplió burocráticamente a algunos. Tiene que convencerse que el inconformismo no es con la figura del alcalde sino con su equipo de trabajo que se desgasto en estos ocho meses.
Incluso a muchos nos parece chocante que individuos que no estuvieron en la campaña y que no creyeron en su programa gocen de prebendas burocráticas. Mala cosa,, porque el poder se gana es para ejercerlo con quienes lideraron una causa común y no con quienes fueron sus detractores.
Para empezar tendrá que reformular la razón de ser que tiene hoy en día los asesores. Para reformar ese esquema anquilosado de asesores es urgente constituir un equipo de expertos que en concordancia con el equipo administrativo tracen planes en salud, turismo, educación y economía.
Otro indicio del inconformismo por parte de la gente que cree en Hernán Cuartas, es la insistencia por parte de algunos funcionarios de que el municipio por estar quebrado financieramente no se puede hacer nada. Compartir esa miserableza e inutilidad mental es darle razón a los detractores de que el eslogan de la campaña: “el reto, mejorar lo nuestro” nos está quedando grande.
En definitiva necesitamos gente en la administración que sea proactiva. Que sea capaz de liderar proyectos donde la inversión privada y pública juegue un rol decisivo en el desarrollo del municipio. Tenemos que hacerle ver a ese grueso de la población que nosotros éramos la alternativa. Es una obligación y deber cumplirles.
Por los comentarios que se escuchan en los bebederos de tinto y por las mismas declaraciones que ha hecho el alcalde Hernán Cuartas en torno al tema de la revocatoria, todo indica que existen personajes que quieren ver rodar el trono del alcalde.
A cuatro meses para terminar su primer año, me parece que quienes hablan de revocatoria están muy apresurados y confundidos.
Una inquietud que surge por qué tiene que ser Hernán Cuartas el primer alcalde en aplicársele la revocatoria del mandato. Da la sensación que quienes no quieren seguir viendo a Hernán Cuartas en la Alcaldía están completamente de acuerdo que las pasadas administraciones fueron uno A. Apoyar esta tesis es estar de acuerdo con la corrupción que nos llevó a una crisis fiscal difícil de superar a corto plazo.
A ocho meses de su gestión, y lo saben quienes entienden de política, que Hernán Cuartas lo que tiene son críticos más no oposición. Ni siquiera los siete concejales son oposición. Son críticos.
Las críticas más que al alcalde van dirigidas al equipo de administración. No obstante, se puede concluir que quienes quieren revocatoria lo que están pidiendo no es la cabeza del alcalde sino la de su equipo de administración.
Estas críticas tienen su explicación. Lo que pasa es que los mariquiteños, después de un poco más de una década de fracasos administrativos, están exigiendo administraciones más eficientes y que sean capaces de conducir a Mariquita por los senderos del progreso y el desarrollo. Eso es sano.
Como soy un convencido como muchos otros que Hernán Cuartas tiene las cualidades y la capacidad para hacer una buena gestión, encuentro razonable que por el bien de Mariquita muchas de las críticas deberían ser objeto de la controversia pública. Desgraciadamente Mariquita no tiene medios de comunicación donde se ventile la controversia, lo que la hace que sea presa más del chisme que del debate serio y juicioso.
Para empezar es necesario aclarar que lo que está sucediendo en Mariquita entre el concejo y la alcaldía es el resultado, no de Hernán Cuartas, sino de un fracaso electoral de un equipo de trabajo que supuestamente estaba al frente de la campaña y que fue incapaz de lograr las curules necesarias para formar mayorías en el concejo.
La lista del Partido Liberal solo logró tres escaños. Las demás listas fueron inexistentes para dicho equipo de trabajo.
Este desastre electoral por parte de un equipo que no supo impulsar las listas que apoyaban al alcalde es lo que ha permitido que surja una chipa de 7 concejales que, hasta el momento, le está haciendo las cosas engorrosas al alcalde para gobernar.
Si las cosas siguen así, es muy posible que terminen jugando con candela. Porque si bien es cierto que en este juego el que se está desgastando es el alcalde, porque el que está en la mira de la ciudadanía es el ejecutivo y no el legislativo, también deben entender sus críticos que el concejo también tiene su responsabilidad.
Porque también valdría la pena, antes de pensarse en la revocatoria, que se pensara en el concejo y que cada quien se pregunte qué ha hecho hasta ahora. Porque si es como dicen algunos que la actual administración no ha arrancado, la responsabilidad es de todos. Y en esto tenemos que ser claros.
Pregunto: por qué no rodear al alcalde? Si existe la sensación de que la administración actual no ha prendido motores, tenemos que pensar, sin lugar a dudas, menos en el Alcalde y más en su equipo de trabajo. Al Alcalde para que no se siga desgastando le va tocar que hacer a corto plazo cambios y poner en los cargos a individuos proactivos que sean generadores de ideas y propuestas.
A esta altura de su mandato, pienso, y así lo cree la gente que lo acompañó en la campaña a la alcaldía, que ya les cumplió burocráticamente a algunos. Tiene que convencerse que el inconformismo no es con la figura del alcalde sino con su equipo de trabajo que se desgasto en estos ocho meses.
Incluso a muchos nos parece chocante que individuos que no estuvieron en la campaña y que no creyeron en su programa gocen de prebendas burocráticas. Mala cosa,, porque el poder se gana es para ejercerlo con quienes lideraron una causa común y no con quienes fueron sus detractores.
Para empezar tendrá que reformular la razón de ser que tiene hoy en día los asesores. Para reformar ese esquema anquilosado de asesores es urgente constituir un equipo de expertos que en concordancia con el equipo administrativo tracen planes en salud, turismo, educación y economía.
Otro indicio del inconformismo por parte de la gente que cree en Hernán Cuartas, es la insistencia por parte de algunos funcionarios de que el municipio por estar quebrado financieramente no se puede hacer nada. Compartir esa miserableza e inutilidad mental es darle razón a los detractores de que el eslogan de la campaña: “el reto, mejorar lo nuestro” nos está quedando grande.
En definitiva necesitamos gente en la administración que sea proactiva. Que sea capaz de liderar proyectos donde la inversión privada y pública juegue un rol decisivo en el desarrollo del municipio. Tenemos que hacerle ver a ese grueso de la población que nosotros éramos la alternativa. Es una obligación y deber cumplirles.
sábado, agosto 07, 2004
Flora bosque municipal
Bosque Municipal
Agosto 6 de 2004
Esperanza Páez y Jaime Viana
Redactores de EL TIEMPO
Mariquita (Tolima)
El Bosque Municipal José Celestino Mutis, de Mariquita (Tolima), está sitiado por el pavimento
William Rubio, ex alcalde y hoy prófugo de la justicia, ordenó la construcción de una carreteable que atraviesa buena parte de la reserva.
Sin embargo, la edificación de esa vía, a finales de los años 90, no ha sido el único atentado contra el ecosistema, de este bosque que desde 1960 es considerado Zona Forestal Protegida.
El Bosque, estudiado hace 220 años por el sabio José Celestino Mutis durante la Primera Expedición Botánica, ha sido invadido, su fauna ha sido vendida y hoy buena parte de los árboles nativos no existen; han sido talados y convertidos en leña para calentar al menos 45 hogares asentados en la parte occidental de la zona. A eso se suma que las quebradas se han secado.
Esther Julia Cárdenas, directora de Cabildo Verde de Mariquita, una fundación que vela por el cuidado del medio ambiente, asegura que el Bosque está muriendo y, con él, una de las escasas reservas tropicales de Latinoamérica.
Afirma que el principio del fin fue en 1975, cuando la administración de turno autorizó, por primera vez, la venta de predios. "El concejo municipal desconoció una resolución ministerial que lo prohibía y autorizó la venta de algunos predios de la reserva".
Por su parte, Ana Machado, de Cabildo Verde, afirma que después, en 1977, la Alcaldía dio en arriendo más terrenos del Bosque y con eso "se abrió descaradamente la invasión".
Pese a que en 1978 algunos concejales de Mariquita gestionaron en Colciencias un plan para el manejo y la recuperación de la zona, las recomendaciones no tuvieron eco.
En 1987, la Fundación Segunda Expedición Botánica elaboró un segundo intento de manejo y recuperación del bosque, pero el plan se redujo al encerramiento de algunas hectáreas.
Lo que vino después, agrega Ana Machado, fue un "golpe mortal para el bosque". Según ella, los políticos de turno, los alcaldes y algunas personas inescrupulosas, se apropiaron para construir casa y obtener beneficios propios.
Hoy, de las 69 especies forestales con que contaba el Bosque, ya no queda ni una tercera parte, dice el botánico Orlando Velásquez.
Dentro de las especies animales, hace pocos años murió el último oso hormiguero que había en la zona. Del mico tití gris o manos blancas, solo se sabe que queda una reducida comunidad de 12 de ellos. Los que ya no están fueron cazados por traficantes de especies.
Responsables
Según el alcalde del municipio, Hernán Cuartas, las administraciones que lo antecedieron han tenido que ver en el deterioro del Bosque, porque han permitido, a cambio de votos, que esa reserva natural sea intervenida por el hombre.
"Incluso un ex alcalde y una ex alcaldesa tiene propiedades dentro del Bosque Municipal. Esta última avaló la invasión que más tarde llevaría su nombre: Villa Yaneth", dice Cuartas.
Por su parte, Santiago Ramírez, jefe jurídico de la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima), dijo que "los responsables del ataque al Bosque son los políticos de la región, que no conocen ningún principio ambientalista y han permitido la invasión a cambio de votos"
Por su parte el Procurador Ambiental y Agrario del Tolima, Diego Alvarado afirmó que el problema del Bosque es que las administraciones municipales no han hecho cumplir la legislación existente. 'El Ministerio se ha quedado corto en la aplicación de la Ley', dijo.
"Si esto sigue así habrá que adelantar acciones administrativas y penales para preservar la Reserva", dijo.
Esperanza Páez y Jaime Viana
Redactores de EL TIEMPO
Mariquita (Tolima)
El Bosque Municipal José Celestino Mutis, de Mariquita (Tolima), está sitiado por el pavimento
William Rubio, ex alcalde y hoy prófugo de la justicia, ordenó la construcción de una carreteable que atraviesa buena parte de la reserva.
Sin embargo, la edificación de esa vía, a finales de los años 90, no ha sido el único atentado contra el ecosistema, de este bosque que desde 1960 es considerado Zona Forestal Protegida.
El Bosque, estudiado hace 220 años por el sabio José Celestino Mutis durante la Primera Expedición Botánica, ha sido invadido, su fauna ha sido vendida y hoy buena parte de los árboles nativos no existen; han sido talados y convertidos en leña para calentar al menos 45 hogares asentados en la parte occidental de la zona. A eso se suma que las quebradas se han secado.
Esther Julia Cárdenas, directora de Cabildo Verde de Mariquita, una fundación que vela por el cuidado del medio ambiente, asegura que el Bosque está muriendo y, con él, una de las escasas reservas tropicales de Latinoamérica.
Afirma que el principio del fin fue en 1975, cuando la administración de turno autorizó, por primera vez, la venta de predios. "El concejo municipal desconoció una resolución ministerial que lo prohibía y autorizó la venta de algunos predios de la reserva".
Por su parte, Ana Machado, de Cabildo Verde, afirma que después, en 1977, la Alcaldía dio en arriendo más terrenos del Bosque y con eso "se abrió descaradamente la invasión".
Pese a que en 1978 algunos concejales de Mariquita gestionaron en Colciencias un plan para el manejo y la recuperación de la zona, las recomendaciones no tuvieron eco.
En 1987, la Fundación Segunda Expedición Botánica elaboró un segundo intento de manejo y recuperación del bosque, pero el plan se redujo al encerramiento de algunas hectáreas.
Lo que vino después, agrega Ana Machado, fue un "golpe mortal para el bosque". Según ella, los políticos de turno, los alcaldes y algunas personas inescrupulosas, se apropiaron para construir casa y obtener beneficios propios.
Hoy, de las 69 especies forestales con que contaba el Bosque, ya no queda ni una tercera parte, dice el botánico Orlando Velásquez.
Dentro de las especies animales, hace pocos años murió el último oso hormiguero que había en la zona. Del mico tití gris o manos blancas, solo se sabe que queda una reducida comunidad de 12 de ellos. Los que ya no están fueron cazados por traficantes de especies.
Responsables
Según el alcalde del municipio, Hernán Cuartas, las administraciones que lo antecedieron han tenido que ver en el deterioro del Bosque, porque han permitido, a cambio de votos, que esa reserva natural sea intervenida por el hombre.
"Incluso un ex alcalde y una ex alcaldesa tiene propiedades dentro del Bosque Municipal. Esta última avaló la invasión que más tarde llevaría su nombre: Villa Yaneth", dice Cuartas.
Por su parte, Santiago Ramírez, jefe jurídico de la Corporación Autónoma Regional del Tolima (Cortolima), dijo que "los responsables del ataque al Bosque son los políticos de la región, que no conocen ningún principio ambientalista y han permitido la invasión a cambio de votos"
Por su parte el Procurador Ambiental y Agrario del Tolima, Diego Alvarado afirmó que el problema del Bosque es que las administraciones municipales no han hecho cumplir la legislación existente. 'El Ministerio se ha quedado corto en la aplicación de la Ley', dijo.
"Si esto sigue así habrá que adelantar acciones administrativas y penales para preservar la Reserva", dijo.
miércoles, junio 16, 2004
Pasiflora mariquitensis
Armando Moreno Sandoval
Para los estudiosos de las obras de José Celestino Mutis y Eloy Valenzuela todo está claro que la Pasiflora mariquitensis existe en sus herbarios y diarios. Es un bejuco que, al igual que su fruto, tiene un parecido con la badea o la gulupa.
Pasiflora mariquitensis |
Su primera referencia data de octubre de 1783. Por esa época los herbolarios de la Expedición Botnica la encontraron en los bosques que bordeaban la vega del río Gualí. Ocurrió a fines de septiembre cuando un ayudante del naturalista Eloy Valenzuela se le apareció con una planta que sus ojos nunca antes había visto. El primero en analizarla fue Valenzuela. Su descripción la hizo el 1 de octubre de 1783 y se encuentra en su Diario personal. El primer bautizó fue un poco despectivo. El herbolario de Valenzuela se refirió al bejuco como un varejón reclinado en el suelo.
Casi un año después, en septiembre de 1784, nuevos bejucos llegaban a las manos del sabio y naturalista José Celestino Mutis. La primera impresión que tuvo fue que se parecía a la planta de caprafayle que había conocido y estudiado años antes cuando había estado en las minas del Real del Sapo, cerca de Ibagué.
El 11 de octubre de 1784, Mutis estudiando cuidadosamente los bejucos que le había recogido su herbolario y, después de una confrontación minuciosa con los caracteres de las pasiflora que hasta entonces habían descrito, lo llevó a la conclusión de que se trataba de una nueva especie, la denominó Pasiflora mariquitensis.
Doscientos veinte años después de que Valenzuela y Mutis hicieran sus respectivas descripciones, la Pasiflora mariquitensis para la mayoría de los naturalistas, herbolarios y botánicos su búsqueda había sido infructuosa. En primer lugar, porque la única referencia de su existencia eran los dibujos que había hecho Francisco Javier Matiz el 5 de octubre de 1784 y que solo fueron dados a conocer al público en 1955 cuando se publicó el tomo XXVII correspondiente a las pasiflora y begoniaceas. En segundo lugar, siendo la planta endógena de los alrededores de Mariquita, la tala desaforada de los bosques la han llevado prácticamente a su extinción. Por último, a diferencia de otras pasifloras cuyo fruto tienen nombre vulgar, como la badea o la gulupa, el fruto de la mariquitensis aun no lo tiene. Situación ésta que la llevó a ser vista como una maleza a desyerbar y sin ningún valor para el consumo.
La nueva noticia sucedió en el mes de abril del 2004 cuando los científicos del Centro Interamericano de Agricultura Tropical, que andan haciendo estudios cromosomáticos de especies vegetales para elaborar una nueva taxonomía mundial, llegaron a Mariquita a la caza de la Pasiflora mariquitensis. Sus únicas referencias eran los dibujos de Matiz y el nombre de uno de los botánicos empíricos más conocedores que tenga el Tolima: José Orlando Velásquez. Él como muchos otros botánicos y naturalistas han estado a la caza de la mariquitensis sin que hasta la fecha hubiesen conseguido el merecido trofeo.
No obstante, esta vez la suerte estuvo a su lado. Después de varios días de exhaustiva búsqueda por los bosques que rodean las riveras del río Magdalena desde Ambalema hasta Honda y de rastrear el bosque de Mariquita y las vegas del río Gualí toparon con la Pasiflora mariquitensis.
A diferencia del fruto de la badea o de la gulupa que goza de una sana y exitosa existencia, amén de su comercialización y consumo, la Pasiflora mariquitensis prácticamente es una especie en vías de extinción. Con su redescubrimiento se ha constatado que en los bosques solo quedan cuatro bejucos de la mariquitensis.
Por fortuna, el avance de la ciencia y la tecnología la tienen prácticamente salvada. Sus cromosomas están sigilosamente guardados y conservados ya que los científicos del Centro Interamericano de Agricultura Tropical tienen a mediano plazo su reproducción in vitro. Es muy posible que dentro de unos años veamos al fruto de la Pasiflora mariquitensis compartir vitrina en las ventas de frutas, centros comerciales y plazas de mercado junto con la badea, la gulupa y otras frutas. Solo queda un reto: darle a su fruto un nombre vulgar que aun no tiene.
miércoles, mayo 26, 2004
Noticias del Tolima
Ocho municipios del Departamento del Tolima hacen parte de la nueva propuesta de la anexión al departamento de Caldas. Los municipios son: Villahermosa, Líbano, Herveo,Fresno, Santa Isabel, Casabianca, Palocabildo y Murillo. Para más información consulte El Nuevo Día el diario del departamento del Tolima.
sábado, mayo 22, 2004
JOSÉ CELESTINO MUTIS
José Eduardo Rueda
Científico y eclesiástico español (Cádiz, abril 6 de 1732 - Santafé de Bogotá, septiembre 11 de 1808), fundador de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Futuro "oráculo" del virreinato del Nuevo Reino, no se conocen datos sobre la infancia y adolescencia de José Celestino Bruno Mutis y Bosio, aparte de la fecha de su bautizo, el miércoles 16 de abril de 1732, en Cádiz. Se sabe con certeza que Mutis inició sus estudios de medicina en el Colegio de Cirugía de Cádiz, donde tuvo un primer acercamiento a la medicina y cirugía modernas, apoyadas en la física, la química, la botánica, la anatomía práctica y la enseñanza clínica. Sin embargo, la escuela de Cádiz no tenía autorización para otorgar el grado de bachiller en Artes y Filosofía, razón por la cual Mutis tuvo que terminar su carrera en la Universidad de Sevilla. El 17 de marzo de 1753 obtuvo el título en Artes y Filosofía, requisito indispensable para optar por el de medicina, el cual consiguió el 2 de mayo de 1755. Durante cuatro años ejerció en el Hospital de Marina de Cádiz, donde se interesó, seguramente a instancias de don Jorge Juan de Santacilia, por la astronomía. El 5 de julio de 1757 se doctoró como médico del Real Proto-Medicato, bajo la tutela de Andrés Piquer, la mayor eminencia de la medicina española de esa época. Entre 1757 y julio de 1760 trabajó como suplente de la cátedra de anatomía del Hospital General de Madrid, mientras perfeccionaba sus conocimientos de botánica en el Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes, así como los de astronomía y matemáticas. A1 cabo de esos tres años, rechazó una beca de especialización en París y decidió partir para América como médico particular del recién nombrado virrey del Nuevo Reino de Granada, Pedro Messía de la Cerda, pues entendió que en el Nuevo Continente podía consagrarse como científico. José Celestino Mutis salió de Cádiz, rumbo a América, el 7 de septiembre de 1760, y llegó a Santafé de Bogotá el 24 de febrero de 1761. Meses antes, cuando se dirigía de Madrid a Cádiz, inició su Diario de Observaciones, en el cual consignó, hasta 1791, buena parte de sus impresiones. Mutis conocía ampliamente las obras que se habían escrito sobre el Nuevo Mundo, y muy especialmente las de los autores imbuidos por el interés redescubridor: Antonio de Ulloa, Jorge Juan de Santacilia, Joseph Gumilla, Joseph Cassani y otros.
El 13 de marzo de 1762, el joven médico gaditano inició la revolución científica e ideológica del Virreinato de la Nueva Granada, cuando en el discurso inaugural de la cátedra de matemáticas del Colegio del Rosario, dio a conocer los principios elementales del sistema de Copérnico (que contradecía las teorías de Ptolomeo y de la escolástica), de la ciencia moderna y del método experimental. Esto le significó a Mutis algunos enfrentamientos con dominicos y agustinos, y en 1774 tuvo que defender ante la Santa Inquisición, la conveniencia de la enseñanza de los principios copernicanos, así como de la física y matemática modernas, inspiradas en Isaac Newton, y de la "filosofía natural". En esencia Mutis cumplió, en muchas de sus actividades intelectuales, un importante papel de multiplicador y orientador, y fue uno de los más destacados estrategas políticos de la Corona española. Desde el momento de su llegada al Virreinato, Mutis se preocupó por formar un herbario y por encontrar la quina. Años después, cuando dirigía la Expedición Botánica, dedicó a algunos comisionados, en especial a fray Diego de García, a determinar en qué sitios se encontraba y qué posibilidades económicas tenía. Estudió con ahínco las características y virtudes terapéuticas de cuatro variedades de quina, a la cual consideraba una "panacea" universal; y a partir de esas reflexiones escribió su única obra científica acabada: El Arcano de la Quina, publicada por entregas en el Papel Periódico de Santafé de Bogotá que dirigía Manuel del Socorro Rodríguez. Así mismo, promovió la creación de un estanco de la quina y se involucró de manera decidida en la comercialización de este producto, por lo que alcanzó jugosas ganancias económicas. En 1763-1764, Mutis escribió al rey Carlos m solicitándole que creara una Expedición Botánica con el fin de estudiar la fauna y flora americanas, con lo cual España podría derivar grandes ganancias económicas. Miembro de una generación de españoles conscientes de que las colonias americanas no sólo producían oro, plata y metales preciosos, y de que tales elementos habían sido desastrosos para la economía de la metrópoli, Mutis insistió en la cantidad de maderas, tintes, ceras, gomas y, en fin, materias primas que irían en beneficio de la industria y el comercio de la menguada economía española.
Las cartas de Mutis al rey de España se conocen históricamente como las "representaciones", y constituyen el plan de acción que el gaditano se trazó para el resto de su vida. Sin embargo, Mutis tuvo que esperar 20 años para que se le diera curso a la Expedición planteada por él. Durante esos 20 años de espera, el sabio se dedicó a otras labores, especialmente las comerciales y mineras, sin olvidar la medicina, con el fin de allegar fondos suficientes que le permitieran dedicarse de manera definitiva a la investigación científica. Entre 1766 y 1770 permaneció en las minas de la Montuosa, en las cercanías de Pamplona, y entre 1777 y 1782 estuvo en las del Sapo, en las proximidades de Ibagué. En ambos intentos fracasó económicamente, aunque introdujo, junto con su socio Juan José D'Elhuyar, el método de amalgamación para la extracción de la plata. En suma, Mutis contribuyó a la modernización de la minería en el Virreinato, tanto en los aspectos de producción, con nuevas técnicas de explotación, como en los de industrialización, con novedosas formas de empresas mineras. El 19 de diciembre de 1772, Mutis obtuvo las órdenes sacerdotales; y en 1781, cuando tuvo lugar la revolución de los Comuneros, se hallaba trabajando en sus negocios particulares. Mantenía constante correspondencia con los principales científicos europeos y españoles, especialmente con Carl von Linneo; y conocía como el que más, las condiciones sociales y económicas del Virreinato; al mismo tiempo, seguía recolectando especies naturales, con especial cuidado de la quina. La revolución de los Comuneros marcó un punto importante en la vida del Virreinato de la Nueva Granada y en la de Mutis, pues a partir de ese hecho, unido a otros que habían sucedido en América (expulsión de los jesuitas en 1767, revolución de las colonias inglesas en América del Norte en 1776 y rebelión de Tupac Amaru en Perú, en 1780-1781) y a algunas circunstancias europeas (desarrollo de la geopolítica a través de las expediciones de Cook y Bouganville, lucha ideológica en torno a América entre España y otras potencias, a consecuencia del desarrollo de las ideas ilustradas, etc.), la metrópoli se había visto en la imperiosa necesidad de acoger los criterios expresados por Antonio de Ulloa en 1772, en su libro Noticias Americanas. Según Ulloa, España tenía la necesidad de particularizar el conocimiento botánico, mineralógico, social y cultural de cada una de sus colonias, con el fin de aumentar los ingresos de la Corona; así mismo, mediante ese redescubrimiento, España podría tener importantes puntos de apoyo para aclarar muchas de las leyendas que sobre el Nuevo Continente se habían creado Europa. El Estado español acató la sugerencia de Ulloa y la concretó con la fundación de Reales Expediciones Botánicas en las diferentes colonias. Estas expediciones fueron la forma particular como España asumió el redescubrimiento de América, y tuvieron como objetivo adelantar un inventario de los recursos naturales, plantear estrategias de explotación y, en la medida de lo posible, reseñar la situación social, económica, geográfica y política de los territorios allende el mar. La primera Real Expedición Botánica se creó en el Perú y Chile (1777-1788), y fue dirigida por Hipólito Ruiz; más adelante se llevó a cabo la de México (1785-1804), encargada a los científicos Sesse y Moziño; la de Filipinas (1789) se encomendó a Juan Cuéllar; y la de Guantánamo, Cuba (1796), fue recomendada a Manuel Goldó. Como características principales de estas expediciones se puede mencionar que todas ellas fueron planeadas desde España, salieron de la Península y retornaron allí luego de haber cumplido su misión, todas publicaron sus resultados e incluyeron personal criollo.
Ahora bien, en el Nuevo Reino de Granada, una vez apaciguada la rebelión de los Comuneros de 1781, quedaron al descubierto una serie de problemas que enfrentaba el Virreinato, a los que había que darles alguna solución; entre ellos estaban el constante hostigamiento de los ingleses a las costas del Atlántico y el Pacífico, los frecuentes levantamientos de los indígenas del Darién y la Guajira, el permanente "desorden" social de las sabanas de Cartagena y de los pueblos del Chocó, y la falta de control político y militar sobre extensas regiones del virreinato, además de las consecuencias de la revolución, que había que evaluar. Era, pues, necesario para las autoridades virreinales y la Corona, establecer un mecanismo de información que pudiera pasar desapercibido, y qué mejor "pantalla" que la de una expedición científica. Así, la Expedición Botánica nació no sólo con fines científicos, sino también de evaluación e información social, política y económica. En 1782, el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora visitó a Mutis, quien había cumplido un importante papel de persuasión de los Comuneros de Ibagué, y había servido de intermediario, una vez reprimida la revuelta, entre las masas y la autoridad en el Real de Minas del Sapo. Caballero y Góngora conocía los trabajos y planteamientos que el gaditano tenía sobre el redescubrimiento, reconocimiento e inventario del Nuevo Reino, y creía que Mutis era la persona indicada para dirigir esta urgente empresa. De esta manera, el 1 de abril de 1783 se dio inicio a la Real Expedición Botánica, que en orden cronológico fue la segunda de esas empresas creada por la Corona en América. Su primera sede fue la Mesa de Juan Díaz, y luego de la creación oficial, por real cédula del 23 de noviembre de 1783, fue trasladada a Mariquita. Esta población resultaba bastante propicia para adelantar las labores de inventario de la Expedición, pues se encontraba situada entre dos cordilleras, su comunicación con Santafé no era difícil, estaba localizada en la vía que enlazaba a la capital con el principalísimo puerto de Honda, lo que favorecía las labores comerciales, y también cerca de un centro minero de relativa importancia, donde era factible ensayar las diversas técnicas de minería. Allí estuvo funcionando la Expedición hasta 1791, cuando el virrey José de Ezpeleta decidió que para su mayor control debía ser reubicada en Santafé de Bogotá. A diferencia de sus similares, la Expedición de la Nueva Granada fue la única que no fue planeada desde España, ni salió ni regresó allí; sus resultados, luego de 33 años de trabajos, sólo se conocen parcialmente, pues sólo a partir de 1953 se inició la publicación de la Flora Neogranadina; además, la Botánica de la Nueva Granada fue, quizás, la que mayor trascendencia tuvo en el destino político de la región en la que actuó.
Mutis dirigió la Real Expedición por espacio de veinticinco años; la exploración cubrió unos 8000 kilómetros, utilizó como eje longitudinal el río Magdalena y alcanzó a cubrir la gran diversidad de climas y regiones del país. Al comenzar a regir los destinos de la Expedición, el sabio gaditano contaba con 51 años, edad avanzada para los promedios demográficos de la época, aspiraba a realizar una Enciclopedia de la América Meridional, y conocía, como nadie, los problemas del Virreinato. Aunque alejado de los centros científicos europeos, mantenía con éstos correspondencia regular, lo que le permitió formar una bien dotada biblioteca particular, actualizada y especializada, en los temas que le preocupaban. Sin embargo, el ambiente cultural del Virreinato no era el más propicio, Mutis no contaba con interlocutores suficientemente serios científicamente y, por otra parte, tampoco se preocupó por conocer los resultados alcanzados por las otras Reales Expediciones, con lo cual, seguramente, se hubiera evitado innecesarias repeticiones y habría logrado actualizar y ampliar su capacidad crítica. Estos factores influyeron en los resultados de la Expedición, afectando, por ejemplo, la organización y sistematización de los herbarios y de las 5393 láminas que representaban un total de 2696 especies y 26 variedades distintas, y que fueron pacientemente dibujadas por los pintores adscritos a la Expedición, a los cuales Mutis imprimió una rigurosa disciplina. Adicionalmente, su infinidad de labores como consejero virreinal, quizás el más docto de los que existieron en las colonias españolas en América, así como sus intereses comerciales, alejaban a Mutis constantemente de la investigación.
Inicialmente, la Expedición contó sólo con tres personas: Mutis como director, Eloy Valenzuela como adjunto, y el dibujante Antonio García. A la muerte de Mutis, en 1808, la nómina había crecido ostensiblemente, pues tenía 35 personas entre el director, comisionados, agregados, pintores y dibujantes. Durante los veinticinco años que Mutis estuvo al frente de la primera empresa científica del país, pasaron por sus recintos importantes personalidades de la ciencia, la política y la cultura de la naciente república: fray Diego de García, Pedro Fermín de Vargas, Francisco Antonio Zea, Jorge Tadeo Lozano, Francisco José de Caldas, Sinforoso Mutis, Francisco Javier Matís, entre otros. A través de las comisiones y tareas asignadas por la Expedición, muchos de ellos lograron tener acceso a un importante caudal de información que, sumado a las ideas promovidas por Mutis, les sirvió para evaluar y plantear críticamente las diferencias existentes entre la metrópoli y sus colonias, y el manejo que aquella había hecho de éstas. También pudieron calibrar sus posibilidades políticas y económicas reales de asumir la dirección del Virreinato, conscientes de que el descontento de los habitantes era grande. Durante el tiempo que la Expedición estuvo a cargo de Mutis, se intentaron comercializar especies y productos como el aceite de María, el bálsamo de Tolú, la cera de abejas y la canela de los andaquíes, el guaco, la ipecacuana, el guayacán, algunas gomas y resinas y otros; muchos de éstos, en especial las hierbas medicinales, fueron sustentados por rigurosos estudios sobre la farmacopea y los usos populares. También se descubrieron yacimientos de neme y de petróleo en Cumaral (Meta), producto pensado, en principio, como brea para los barcos. Luego del traslado de la Expedición a Santafé de Bogotá, de los confusos hechos de la retirada de Pedro Fermín de Vargas del Virreinato en 1791, y del llamado "motín de los pasquines" de 1794, del que Mutis fue indirectamente inspirador, y en el que participaron muchos de sus más allegados colaboradores, el gaditano cambió la posición de avanzada que siempre lo caracterizó, y trató por todos los medios de evitar cualquier tipo de "contaminación" de sus más inmediatos subalternos. Sus esfuerzos fueron infructuosos, pues la mayoría de sus colaboradores ya pertenecían a diferentes tertulias o núcleos masónicos, se habían impregnado de las "ideas nuevas", y terminaron jugando papeles de diversa importancia en el proceso de la primera independencia. Por último, es importante resaltar la contribución de Mutis al desarrollo del estudio de la medicina, pues él incorporó el estudio de la anatemía a través de la disección, y colaboró, entre 1802 y 1804, en la redacción y organización del plan de estudios de la recién fundada facultad del Rosario. Así mismo, apoyó e impulsó las Sociedades de Amigos del país y la astronomía; gracias a él, se construyó un moderno observatorio. Mutis murió a los 76 años de edad, víctima de apoplejía [Ver tomo I, Historia "La Expedición Botánica", pp. 177-192; y tomo 5, Cultura, pp. 17-18, 85-87, 99-10l y l43-144].
Bibliografía
DUQUE GOMEZ, LUIS. "La tumba del sabio Mutis". Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Volumen ix, N° 38 (marzo 1957). GONZALES SUARES, FEDERICO. Memoria histórica sobre Mutis y la Expedición Botánica de Bogotá. Quito, Imprenta del Clero, 1905. GREDILLA, FEDERICO A. Biografía de JoséCelestinoMutis. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1911. Reed.: Complemento a la Historia Extensa de Colombia. Bogotá, Academia Colombiana de Historia-Plaza y Janés, 1982. LLINÁS, JUAN PABLO. Mutis: El hombre y sus sueños. Bogotá, Tercer Mundo, 1982. MENDOZA, DIEGO. Expedición Botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada. Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1909. PEREZ ARBELAEZ, ENRIQUE. José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Antares, Tercer Mundo, 1967. RESTREPO, GABRIEL. "Mutis, el Oráculo de este reino". En: José Celestino Mutis, 17321982. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1983. RESTREPO, GABRIEL. "José Celestino Mutis y la difusión de la Ilustración en el Nuevo Reino". Ciencia, Tecnología y Desarrollo, Volumen m, N°s 3-4 (1982).
Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.
Científico y eclesiástico español (Cádiz, abril 6 de 1732 - Santafé de Bogotá, septiembre 11 de 1808), fundador de la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Futuro "oráculo" del virreinato del Nuevo Reino, no se conocen datos sobre la infancia y adolescencia de José Celestino Bruno Mutis y Bosio, aparte de la fecha de su bautizo, el miércoles 16 de abril de 1732, en Cádiz. Se sabe con certeza que Mutis inició sus estudios de medicina en el Colegio de Cirugía de Cádiz, donde tuvo un primer acercamiento a la medicina y cirugía modernas, apoyadas en la física, la química, la botánica, la anatomía práctica y la enseñanza clínica. Sin embargo, la escuela de Cádiz no tenía autorización para otorgar el grado de bachiller en Artes y Filosofía, razón por la cual Mutis tuvo que terminar su carrera en la Universidad de Sevilla. El 17 de marzo de 1753 obtuvo el título en Artes y Filosofía, requisito indispensable para optar por el de medicina, el cual consiguió el 2 de mayo de 1755. Durante cuatro años ejerció en el Hospital de Marina de Cádiz, donde se interesó, seguramente a instancias de don Jorge Juan de Santacilia, por la astronomía. El 5 de julio de 1757 se doctoró como médico del Real Proto-Medicato, bajo la tutela de Andrés Piquer, la mayor eminencia de la medicina española de esa época. Entre 1757 y julio de 1760 trabajó como suplente de la cátedra de anatomía del Hospital General de Madrid, mientras perfeccionaba sus conocimientos de botánica en el Jardín Botánico del Soto de Migas Calientes, así como los de astronomía y matemáticas. A1 cabo de esos tres años, rechazó una beca de especialización en París y decidió partir para América como médico particular del recién nombrado virrey del Nuevo Reino de Granada, Pedro Messía de la Cerda, pues entendió que en el Nuevo Continente podía consagrarse como científico. José Celestino Mutis salió de Cádiz, rumbo a América, el 7 de septiembre de 1760, y llegó a Santafé de Bogotá el 24 de febrero de 1761. Meses antes, cuando se dirigía de Madrid a Cádiz, inició su Diario de Observaciones, en el cual consignó, hasta 1791, buena parte de sus impresiones. Mutis conocía ampliamente las obras que se habían escrito sobre el Nuevo Mundo, y muy especialmente las de los autores imbuidos por el interés redescubridor: Antonio de Ulloa, Jorge Juan de Santacilia, Joseph Gumilla, Joseph Cassani y otros.
El 13 de marzo de 1762, el joven médico gaditano inició la revolución científica e ideológica del Virreinato de la Nueva Granada, cuando en el discurso inaugural de la cátedra de matemáticas del Colegio del Rosario, dio a conocer los principios elementales del sistema de Copérnico (que contradecía las teorías de Ptolomeo y de la escolástica), de la ciencia moderna y del método experimental. Esto le significó a Mutis algunos enfrentamientos con dominicos y agustinos, y en 1774 tuvo que defender ante la Santa Inquisición, la conveniencia de la enseñanza de los principios copernicanos, así como de la física y matemática modernas, inspiradas en Isaac Newton, y de la "filosofía natural". En esencia Mutis cumplió, en muchas de sus actividades intelectuales, un importante papel de multiplicador y orientador, y fue uno de los más destacados estrategas políticos de la Corona española. Desde el momento de su llegada al Virreinato, Mutis se preocupó por formar un herbario y por encontrar la quina. Años después, cuando dirigía la Expedición Botánica, dedicó a algunos comisionados, en especial a fray Diego de García, a determinar en qué sitios se encontraba y qué posibilidades económicas tenía. Estudió con ahínco las características y virtudes terapéuticas de cuatro variedades de quina, a la cual consideraba una "panacea" universal; y a partir de esas reflexiones escribió su única obra científica acabada: El Arcano de la Quina, publicada por entregas en el Papel Periódico de Santafé de Bogotá que dirigía Manuel del Socorro Rodríguez. Así mismo, promovió la creación de un estanco de la quina y se involucró de manera decidida en la comercialización de este producto, por lo que alcanzó jugosas ganancias económicas. En 1763-1764, Mutis escribió al rey Carlos m solicitándole que creara una Expedición Botánica con el fin de estudiar la fauna y flora americanas, con lo cual España podría derivar grandes ganancias económicas. Miembro de una generación de españoles conscientes de que las colonias americanas no sólo producían oro, plata y metales preciosos, y de que tales elementos habían sido desastrosos para la economía de la metrópoli, Mutis insistió en la cantidad de maderas, tintes, ceras, gomas y, en fin, materias primas que irían en beneficio de la industria y el comercio de la menguada economía española.
Las cartas de Mutis al rey de España se conocen históricamente como las "representaciones", y constituyen el plan de acción que el gaditano se trazó para el resto de su vida. Sin embargo, Mutis tuvo que esperar 20 años para que se le diera curso a la Expedición planteada por él. Durante esos 20 años de espera, el sabio se dedicó a otras labores, especialmente las comerciales y mineras, sin olvidar la medicina, con el fin de allegar fondos suficientes que le permitieran dedicarse de manera definitiva a la investigación científica. Entre 1766 y 1770 permaneció en las minas de la Montuosa, en las cercanías de Pamplona, y entre 1777 y 1782 estuvo en las del Sapo, en las proximidades de Ibagué. En ambos intentos fracasó económicamente, aunque introdujo, junto con su socio Juan José D'Elhuyar, el método de amalgamación para la extracción de la plata. En suma, Mutis contribuyó a la modernización de la minería en el Virreinato, tanto en los aspectos de producción, con nuevas técnicas de explotación, como en los de industrialización, con novedosas formas de empresas mineras. El 19 de diciembre de 1772, Mutis obtuvo las órdenes sacerdotales; y en 1781, cuando tuvo lugar la revolución de los Comuneros, se hallaba trabajando en sus negocios particulares. Mantenía constante correspondencia con los principales científicos europeos y españoles, especialmente con Carl von Linneo; y conocía como el que más, las condiciones sociales y económicas del Virreinato; al mismo tiempo, seguía recolectando especies naturales, con especial cuidado de la quina. La revolución de los Comuneros marcó un punto importante en la vida del Virreinato de la Nueva Granada y en la de Mutis, pues a partir de ese hecho, unido a otros que habían sucedido en América (expulsión de los jesuitas en 1767, revolución de las colonias inglesas en América del Norte en 1776 y rebelión de Tupac Amaru en Perú, en 1780-1781) y a algunas circunstancias europeas (desarrollo de la geopolítica a través de las expediciones de Cook y Bouganville, lucha ideológica en torno a América entre España y otras potencias, a consecuencia del desarrollo de las ideas ilustradas, etc.), la metrópoli se había visto en la imperiosa necesidad de acoger los criterios expresados por Antonio de Ulloa en 1772, en su libro Noticias Americanas. Según Ulloa, España tenía la necesidad de particularizar el conocimiento botánico, mineralógico, social y cultural de cada una de sus colonias, con el fin de aumentar los ingresos de la Corona; así mismo, mediante ese redescubrimiento, España podría tener importantes puntos de apoyo para aclarar muchas de las leyendas que sobre el Nuevo Continente se habían creado Europa. El Estado español acató la sugerencia de Ulloa y la concretó con la fundación de Reales Expediciones Botánicas en las diferentes colonias. Estas expediciones fueron la forma particular como España asumió el redescubrimiento de América, y tuvieron como objetivo adelantar un inventario de los recursos naturales, plantear estrategias de explotación y, en la medida de lo posible, reseñar la situación social, económica, geográfica y política de los territorios allende el mar. La primera Real Expedición Botánica se creó en el Perú y Chile (1777-1788), y fue dirigida por Hipólito Ruiz; más adelante se llevó a cabo la de México (1785-1804), encargada a los científicos Sesse y Moziño; la de Filipinas (1789) se encomendó a Juan Cuéllar; y la de Guantánamo, Cuba (1796), fue recomendada a Manuel Goldó. Como características principales de estas expediciones se puede mencionar que todas ellas fueron planeadas desde España, salieron de la Península y retornaron allí luego de haber cumplido su misión, todas publicaron sus resultados e incluyeron personal criollo.
Ahora bien, en el Nuevo Reino de Granada, una vez apaciguada la rebelión de los Comuneros de 1781, quedaron al descubierto una serie de problemas que enfrentaba el Virreinato, a los que había que darles alguna solución; entre ellos estaban el constante hostigamiento de los ingleses a las costas del Atlántico y el Pacífico, los frecuentes levantamientos de los indígenas del Darién y la Guajira, el permanente "desorden" social de las sabanas de Cartagena y de los pueblos del Chocó, y la falta de control político y militar sobre extensas regiones del virreinato, además de las consecuencias de la revolución, que había que evaluar. Era, pues, necesario para las autoridades virreinales y la Corona, establecer un mecanismo de información que pudiera pasar desapercibido, y qué mejor "pantalla" que la de una expedición científica. Así, la Expedición Botánica nació no sólo con fines científicos, sino también de evaluación e información social, política y económica. En 1782, el arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora visitó a Mutis, quien había cumplido un importante papel de persuasión de los Comuneros de Ibagué, y había servido de intermediario, una vez reprimida la revuelta, entre las masas y la autoridad en el Real de Minas del Sapo. Caballero y Góngora conocía los trabajos y planteamientos que el gaditano tenía sobre el redescubrimiento, reconocimiento e inventario del Nuevo Reino, y creía que Mutis era la persona indicada para dirigir esta urgente empresa. De esta manera, el 1 de abril de 1783 se dio inicio a la Real Expedición Botánica, que en orden cronológico fue la segunda de esas empresas creada por la Corona en América. Su primera sede fue la Mesa de Juan Díaz, y luego de la creación oficial, por real cédula del 23 de noviembre de 1783, fue trasladada a Mariquita. Esta población resultaba bastante propicia para adelantar las labores de inventario de la Expedición, pues se encontraba situada entre dos cordilleras, su comunicación con Santafé no era difícil, estaba localizada en la vía que enlazaba a la capital con el principalísimo puerto de Honda, lo que favorecía las labores comerciales, y también cerca de un centro minero de relativa importancia, donde era factible ensayar las diversas técnicas de minería. Allí estuvo funcionando la Expedición hasta 1791, cuando el virrey José de Ezpeleta decidió que para su mayor control debía ser reubicada en Santafé de Bogotá. A diferencia de sus similares, la Expedición de la Nueva Granada fue la única que no fue planeada desde España, ni salió ni regresó allí; sus resultados, luego de 33 años de trabajos, sólo se conocen parcialmente, pues sólo a partir de 1953 se inició la publicación de la Flora Neogranadina; además, la Botánica de la Nueva Granada fue, quizás, la que mayor trascendencia tuvo en el destino político de la región en la que actuó.
Mutis dirigió la Real Expedición por espacio de veinticinco años; la exploración cubrió unos 8000 kilómetros, utilizó como eje longitudinal el río Magdalena y alcanzó a cubrir la gran diversidad de climas y regiones del país. Al comenzar a regir los destinos de la Expedición, el sabio gaditano contaba con 51 años, edad avanzada para los promedios demográficos de la época, aspiraba a realizar una Enciclopedia de la América Meridional, y conocía, como nadie, los problemas del Virreinato. Aunque alejado de los centros científicos europeos, mantenía con éstos correspondencia regular, lo que le permitió formar una bien dotada biblioteca particular, actualizada y especializada, en los temas que le preocupaban. Sin embargo, el ambiente cultural del Virreinato no era el más propicio, Mutis no contaba con interlocutores suficientemente serios científicamente y, por otra parte, tampoco se preocupó por conocer los resultados alcanzados por las otras Reales Expediciones, con lo cual, seguramente, se hubiera evitado innecesarias repeticiones y habría logrado actualizar y ampliar su capacidad crítica. Estos factores influyeron en los resultados de la Expedición, afectando, por ejemplo, la organización y sistematización de los herbarios y de las 5393 láminas que representaban un total de 2696 especies y 26 variedades distintas, y que fueron pacientemente dibujadas por los pintores adscritos a la Expedición, a los cuales Mutis imprimió una rigurosa disciplina. Adicionalmente, su infinidad de labores como consejero virreinal, quizás el más docto de los que existieron en las colonias españolas en América, así como sus intereses comerciales, alejaban a Mutis constantemente de la investigación.
Inicialmente, la Expedición contó sólo con tres personas: Mutis como director, Eloy Valenzuela como adjunto, y el dibujante Antonio García. A la muerte de Mutis, en 1808, la nómina había crecido ostensiblemente, pues tenía 35 personas entre el director, comisionados, agregados, pintores y dibujantes. Durante los veinticinco años que Mutis estuvo al frente de la primera empresa científica del país, pasaron por sus recintos importantes personalidades de la ciencia, la política y la cultura de la naciente república: fray Diego de García, Pedro Fermín de Vargas, Francisco Antonio Zea, Jorge Tadeo Lozano, Francisco José de Caldas, Sinforoso Mutis, Francisco Javier Matís, entre otros. A través de las comisiones y tareas asignadas por la Expedición, muchos de ellos lograron tener acceso a un importante caudal de información que, sumado a las ideas promovidas por Mutis, les sirvió para evaluar y plantear críticamente las diferencias existentes entre la metrópoli y sus colonias, y el manejo que aquella había hecho de éstas. También pudieron calibrar sus posibilidades políticas y económicas reales de asumir la dirección del Virreinato, conscientes de que el descontento de los habitantes era grande. Durante el tiempo que la Expedición estuvo a cargo de Mutis, se intentaron comercializar especies y productos como el aceite de María, el bálsamo de Tolú, la cera de abejas y la canela de los andaquíes, el guaco, la ipecacuana, el guayacán, algunas gomas y resinas y otros; muchos de éstos, en especial las hierbas medicinales, fueron sustentados por rigurosos estudios sobre la farmacopea y los usos populares. También se descubrieron yacimientos de neme y de petróleo en Cumaral (Meta), producto pensado, en principio, como brea para los barcos. Luego del traslado de la Expedición a Santafé de Bogotá, de los confusos hechos de la retirada de Pedro Fermín de Vargas del Virreinato en 1791, y del llamado "motín de los pasquines" de 1794, del que Mutis fue indirectamente inspirador, y en el que participaron muchos de sus más allegados colaboradores, el gaditano cambió la posición de avanzada que siempre lo caracterizó, y trató por todos los medios de evitar cualquier tipo de "contaminación" de sus más inmediatos subalternos. Sus esfuerzos fueron infructuosos, pues la mayoría de sus colaboradores ya pertenecían a diferentes tertulias o núcleos masónicos, se habían impregnado de las "ideas nuevas", y terminaron jugando papeles de diversa importancia en el proceso de la primera independencia. Por último, es importante resaltar la contribución de Mutis al desarrollo del estudio de la medicina, pues él incorporó el estudio de la anatemía a través de la disección, y colaboró, entre 1802 y 1804, en la redacción y organización del plan de estudios de la recién fundada facultad del Rosario. Así mismo, apoyó e impulsó las Sociedades de Amigos del país y la astronomía; gracias a él, se construyó un moderno observatorio. Mutis murió a los 76 años de edad, víctima de apoplejía [Ver tomo I, Historia "La Expedición Botánica", pp. 177-192; y tomo 5, Cultura, pp. 17-18, 85-87, 99-10l y l43-144].
Bibliografía
DUQUE GOMEZ, LUIS. "La tumba del sabio Mutis". Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Volumen ix, N° 38 (marzo 1957). GONZALES SUARES, FEDERICO. Memoria histórica sobre Mutis y la Expedición Botánica de Bogotá. Quito, Imprenta del Clero, 1905. GREDILLA, FEDERICO A. Biografía de JoséCelestinoMutis. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1911. Reed.: Complemento a la Historia Extensa de Colombia. Bogotá, Academia Colombiana de Historia-Plaza y Janés, 1982. LLINÁS, JUAN PABLO. Mutis: El hombre y sus sueños. Bogotá, Tercer Mundo, 1982. MENDOZA, DIEGO. Expedición Botánica de José Celestino Mutis al Nuevo Reino de Granada. Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1909. PEREZ ARBELAEZ, ENRIQUE. José Celestino Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada. Bogotá, Antares, Tercer Mundo, 1967. RESTREPO, GABRIEL. "Mutis, el Oráculo de este reino". En: José Celestino Mutis, 17321982. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1983. RESTREPO, GABRIEL. "José Celestino Mutis y la difusión de la Ilustración en el Nuevo Reino". Ciencia, Tecnología y Desarrollo, Volumen m, N°s 3-4 (1982).
Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo de biografías.