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domingo, octubre 24, 2004

A Mariquita

Said Halima Peña Marquetones de atávicas memorias osados raizales con sangre describieron la gesta legendaria de las etnias secular ancestro legado de una raza Mariquita de evocaciones y leyendas en su flora solícitos botánicos con Mutis absortos esbozaron pletóricas estampas del boscaje innato Fueron sus callejas cortejadas de portales con zaguanes de añejas remembranzas, vestigios que coligen añoranzas incólumes santuarios regazos teologales Armero, Moreno y Escandón, nativos insignes prócer y erudito, sublimes gestores, indagaron las leyes y la ciencia exaltando la Provincia y la Cultura. De Mariquita, el Gran Gaspar de Figueroa fulge con sus óleos y esculturas; aquí, Jiménez de Quezada tuvo su hálito postrero cavilando trasuntos, relatos y aventuras. Una cruz divisa el horizonte esbeltas arboledas de extasiado néctar, despunta el llano con singular collado raudo El Gualí cual coreado cauce. Mariquita Se yerguen ante ti centurias historiales fundada por Francisco Núñez Pedroso; erigida con blasones y plegarias, labrado entre claustros y clásicas columnas, afloras prócera, próspera y gallarda.

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