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martes, noviembre 30, 2010

Clientelismo político y oposición

Armando Moreno

En Colombia los partidos políticos tradicionales, el Liberal y el Conservador, hace rato están desgastados. Sus electores no creen en ellos. La razón es fácil de explicar: terminaron convirtiéndose en maquinarias burocráticas que lo único que le interesaron fueron el poder y los favores. No obstante, el pecado más grande consiste en que fueron incapaces de modernizasen. Es decir, no hubo quién los renovara y le inyectara ideas nuevas. Carecen de ideólogos.

Sería injusto atacar solo a los partidos Liberal y Conservador. La izquierda democrática ni hablar. Tradicionalmente sus cuadros políticos han sido incapaces de interpretar los anhelos y las necesidades de la sociedad colombiana. Terminaron pareciéndose a las maquinarias vetustas de los partidos tradicionales, así digan que no. Pero la práctica política que ellos implementan dicen otra cosa. Incluso la izquierda democrática mentalmente es rígida e intolerante.

Ante este panorama no falta ser un oráculo de la política para entender que Colombia está cayendo en el unanimismo por el poder sin ideología política. Lo más cruel es que quienes están llamados a construir y hacer oposición política no se les ocurra una frase ingeniosa.

Esta situación a nivel nacional se refleja también a nivel local. Un ejemplo patético de lo que está pasando con la oposición política es Mariquita. También está sucediendo en Honda pero en menor proporción.

En Mariquita en las pasadas elecciones el actual alcalde Juan Carlos Acero le ganó al candidato Álvaro Bohórquez por un pelo. Desde ese entonces para acá el aspirante Bohórquez en vez de claudicar en sus aspiraciones siguió trabajando como si nada hubiese sucedido.

Aunque algunos que lo acompañaron terminaron marginándose porque también aspiran a la alcaldía —como es el caso de Álvaro Galindo— lo interesante de la estrategia política de Bohórquez es que ha logrado mantener y sostener una sede política. Desde allí en estos tres años ha desplegado una serie de actividades con el único propósito de llegar a la alcaldía. Con sus escuderos fieles no ha claudicado un solo día del año.

Esta estrategia política debería haberla emulado los demás movimientos o partidos que habían aspirado a la alcaldía. Pero no. Al otro día marcharon a esconderse con el rabo entre las piernas.

Y cuando les da por hacer oposición lo hacen tomando tinto desde un café que a, decir verdad, es la sede política de quienes piensan beneficiarse del presupuesto público. O desdibujándose desde la cárcel como lo hizo el ex alcalde Hernán Cuartas quien en las elecciones para el congreso, olvidándose de que su triunfo a la alcaldía de Mariquita se le debía al Partido Liberal, terminó aullándole al Partido de la U. Postura camaleónica que muchos no le aplaudieron.

Algunos “politólogos” de café consideran que lo que hace Bohórquez no es oposición sino clientelismo político. Falso. La oposición también se hace trabajando en causas sociales que es lo que el común de la gente aprecia cuando se acerca a la sede.

Este trabajo de hormiga silencioso, a un año de las elecciones, los mismos que hace unos pocos días lo tildaban de mente enana, incapaz, farandulero, sin ideas, terminaron arrodillándosele.

Están tan felices que lo dan como el seguro ganador. Su felicidad tiene una explicación: llegaron a pelechar del trabajo ajeno.

El problema con estas clases de adhesiones pegadas con babas es que se le están sumando “lideres” que carecen de organización social y política. Incluso son individuos que en política actúan como un péndulo. Anochecen siendo de un partido y amanecen en otro. Son “lideres” que al carecer de ideas y de trabajo con la comunidad lo que pretenden es acomodarse. Y en el peor de los casos, en caso de triunfo, exigir una cuota de poder.

Ante este escenario político la idea que surge es que Bohórquez no va a tener problemas para ganar la alcaldía de Mariquita. Sin embargo, hay un peso pesado que demostró en el pasado saber explotar las necesidades de la gente. Que sabe llegarle a una sociedad ahogada por los cinturones de miseria, el hambre, el desempleo y la falta de oportunidades como es la mariquiteña. Aunque no puede participar en política sí puede involucrarse en ella. Se llama William Rubio Galeano y su hermana, según parece, aspira a ser candidata a la alcaldía.

La lucha por el poder de las alcaldías genera toda clase de zancadillas. Bohórquez no la va a tener fácil. Las próximas elecciones van a carecer de ideas y seguramente va a ganar quien pegue duro y más bajo. Los adversarios políticos de Bohórquez ya están dejando entrever que le tienen preparado un memorial de agravios para cuando les llegue la hora de atacar.

Así es la política. Todo se puede desmoronar a última hora y en quien menos se creía gane las elecciones. Lo único cierto es que la carrera por la alcaldía ya arrancó.

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