Armando Moreno Sandoval
Publicado en El Puente, Honda, año 10, No 114, octubre de 2008. p. 4
En 1983, hace veinticinco años, con ocasión del lanzamiento de la Segunda Expedición Botánica se dio un evento muy parecido a lo que aconteció el pasado 11 de septiembre con el bicentenario de la muerte de Mutis. ¿Qué quedó de ese acontecimiento ya bastante lejano y que la memoria de los habitantes del norte del Tolima empieza a olvidar? ¿Se benefició en algo el norte del Tolima? Creo que la respuesta es unánime: nada.
A excepción de Honda, los demás municipios del norte del Tolima poca idea tienen de lo que significa un legado histórico. En Falán han sido incapaces de explotar el legado de la minería de la plata; Ambalema ya nadie recuerda el legado tabacalero que la hizo famosa en Inglaterra y Alemania; Mariquita ni se diga, no saben qué tienen; esta es la explicación del por qué en la efemérides de Mutis la administración municipal fue una convidada de piedra.
En el diario de Mutís, y lo que se ha dicho sobre Mutis que es mucho, se puede deducir que las actividades botánicas no sólo fueron en los alrededores de Mariquita, sino en una comarca bastante extensa que iba hasta San Luis. El caserío de Mariquita solo era el centro de operaciones. Y es explicable que ello fuera así. Para finales del siglo XVIII, Honda era un centro comercial de primer orden igual que Mompox y Cartagena, y lo que buscó el botánico fue un
sitio estratégico y equidistante para emprender sus caminatas científicas.
Valga recordar que en Mariquita, pensando en el bicentenario, algunos propusieron crear un comité para hacer un evento a la altura de la efemérides. Quien más impulsó esa idea fue Hernando López, golpeó las puertas de las diversas administraciones sin ser escuchado. La idea de López era sencilla pero eficaz: desarrollar un proyecto científico, académico y de industria cultural.
Años más recientes con Hernán Cuartas en la alcaldía, aprovechando una reunión de burócratas que llegaron a Mariquita para hablar de Mutis, Armando Salcedo le entregó a él y al presidente de la Fundación Mariano Ospina Pérez unos lineamientos generales de lo que se podía hacer y mostrar con ocasión del bicentenario de Mutis. Se recibió respuesta de Mariano Ospina Hernández presidente de la Fundación acogiendo las ideas, pero del señor Cuartas solo fue el silencio y la displicencia.
Esta es la explicación del por qué con ocasión de la efemérides, la actual administración no le pudo mostrar a quienes vinieron un Mutis mariquiteño. Ese Mutis hay que hacerlo. Y no existe por la sencilla de razón de que esta alcaldía, y las anteriores, fueron incapaces de estructurar un equipo de académicos e investigadores para que dieran cuenta del legado histórico de Mutis.
Aún hay tiempo para que Mariquita le muestre al ciudadano común y corriente que la visita un Mutis mariquiteño. Lo mismo deberá hacer Honda, Ambalema y Falán, y todos aquellos sitios donde estuvo Mutis.
No sé qué pensarán los alcaldes del norte del Tolima. ¿Será que se van a contentar solamente con el evento mediático del pasado 11 de septiembre? Bien que el presidente Uribe haya ofrecido dinero para reubicar a los habitantes del bosque. Ese es un problema social que toca darle solución, pero ese no es el legado de Mutis.
El presidente Uribe pensando en la Ruta Mutis, en su discurso dio a entender que el norte del Tolima poseía un legado histórico que estaba siendo desaprovechado. Era menester que los alcaldes fueran pensando en cómo desarrollar la industrial cultural. ¿Qué tanto saben los alcaldes y los concejales de la industria cultural? Quizás un ejemplo, los ponga a tono. Todos saben que Simón Bolívar meses antes de morir estuvo en Honda en una de sus casonas coloniales y lo que hace la industria cultural es cómo convertir ese hecho histórico en una industria que genere empleo, desarrollo y progreso. Así de fácil.
Ojalá no volvamos a repetir la historia de hace veinticinco años.
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