Armando Moreno Sandoval
El norte del Tolima este 2015 está de efemérides con
José León Armero, un prócer de la independencia nacido en Mariquita en 1775. A
él se le debe la Constitución que fue promulgada el 4 de agosto de 1815.
León Armero fue un hombre que encarnó ideas
antimonárquicas y antiesclavistas, siendo él mismo dueño de esclavos. Solo
estas dos ideas son suficientes para que el norte del Tolima dé a conocer,
además de la Constitución de Mariquita, su obra y su vida.
Pero más allá de estos encuentros que suelen ser
académicos es necesario rendirle un homenaje que quede para la posteridad. Es
necesario que su legado sea recordado permanentemente. Porque es muy posible
que pasado el Bicentenario de la Constitución de 1815 ya nadie se vuelva a
recordar y que solo haya sido un ladrar a la luna.
Y lo digo porque hace varios años cuando reorganizaron
los centros educativos la tradicional escuela Carlota Armero fue borrada de un
plumazo anexándola al colegio Santa
Ana. Cuando lo ideal debería haber sido dejar el nombre de Carlota Armero, como un legado a las generaciones venideras del papel que esta mujer desempeñó en los años de la Independencia.
Ana. Cuando lo ideal debería haber sido dejar el nombre de Carlota Armero, como un legado a las generaciones venideras del papel que esta mujer desempeñó en los años de la Independencia.
Y el pasado no engaña. Igualmente pasó con la llamada
Plaza Armero, llamada así como un homenaje a José León Armero, pero que, en
años pasados, su nombre fue sustituido por el de Parque el Carmen.
Si las autoridades municipales —llámense Concejo,
Alcaldía— u organizaciones civiles como el Centro de Historia o los centros
educativos quieren en verdad rendirle un homenaje a León Armero, deben promover
un Acuerdo para que le sea restituido al susodicho terreno su verdadero nombre:
el de Plaza Armero.
Pienso que hay motivos suficientes para rescatar la
Plaza Armero. En primer lugar, Colombia a raíz de la Constitución de 1991 se
convirtió en un país laico. Ello quiere decir que todas las religiones e
iglesias están en igualdad ante el Estado. Por lo tanto el Parque el Carmen con
una virgen en el centro del mismo y de espaldas a la Iglesia Adventista va en
contravía de lo que significa un Estado laico.
A la virgen del Carmen no hay necesidad de bajarla a
mazazos, ni más faltaba. Simplemente es removerla y ponerla sobre un pedestal
en el atrio del templo del Carmen. Y además, porque según dice la tradición oral y la voz de Carlos “Tita”
Hernández, debajo de la mole de cemento
en que está la virgen, hay una “pila” y bien vale el esfuerzo de rescatar
ese legado histórico.
Rescatar el nombre de Plaza de Armero y la “pila”, si
es que existe, sería un aporte al legado y a la tradición de Mariquita. Porque
a decir verdad su legado y su tradición solo existe en el imaginario de sus
habitantes. Tan así que no ha sido ni rescatado, ni estudiado, ni comprendido. Un
ejemplo es lo que se vive cada 28 de agosto. Una efeméride de corte moderna
donde sus habitantes celebran su fundación como una feria cualquiera.
No solo es Mariquita el municipio que debe rescatar a
este prócer de la Independencia, está Honda. Pues fue en Honda, en el Palacio
de Gobierno, donde sancionó la Constitución de 1815. Y fue en la mismísima
Honda, un 12 de diciembre de 1816, después de imputarle varios cargos, como,
entre otros, de haber mandado a fusilar a nueve españoles y de haber ordenado
quemar el retrato del rey de España, que lo ahorcan y lo decapitan en presencia
de amigos y familiares. Y como escarnio, en la mitad de la Plaza del Alto del
Rosario, su cabeza expuesta en una jaula de hierro.
Mariquita y Honda han estado en deuda con José León
Armero. En 1930 los habitantes de San Lorenzo, con las autoridades municipales
a la cabeza, resuelven cambiarle el nombre a su municipio por el de Armero. Muy
contrario a lo que hicieron los mariquiteños con la Plaza Armero. En vez de
perdurarla prefirieron borrarla de un tajo, optando por la mojigatería hidalga
y confesional colonial heredada de los españoles.
Muchas décadas después, la catástrofe sobre Armero ocasionada por el volcán
Arenas del nevado del Ruiz en 1985 no logró borrar su nombre. Siguiendo el
legado y la tradición, los habitantes de Armero-Guayabal, con el Concejo
Municipal y el Alcalde a la cabeza, sancionan el Acuerdo 004 de 2013, que da
origen a la “Condecoración José León Armero”. Condecoración que debe ser
impuesta a personajes que marquen una profunda huella en el desarrollo de los
pueblos, principalmente en los sectores de la educación, ciencia, tecnología,
deporte, desarrollo socioeconómico y democracia.
Concejales como Esneda Bonilla Garibello que tuvo la
iniciativa y alcaldes como Mauricio Cuéllar Arias, y por supuesto el Concejo
del municipio, merecen un aplauso histórico. Por lo menos no tuvieron que
esperar efeméride alguna para honrar la memoria de José León Armero Racines.
Sino que, simplemente, para homenajearlo solo tuvieron en cuenta la herencia de
la tradición y el legado.