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martes, noviembre 13, 2007

Escaramuzas post-electorales

Armando Moreno Sandoval

Lo que aconteció durante los cinco días siguientes a las elecciones del 28 de octubre en Mariquita contra el candidato Juan Carlos Acero, y que el conteo de los votos daba como el seguro ganador, deja un sabor agridulce que sería bueno valorar.

Hay quienes que manipulando la estadística argumentan que el alcalde electo Juan Carlos Acero carece de representatividad por haber sacado el 24.65 % de la votación total. No obstante, a este juego estadístico es necesario señalar que en unas elecciones como las que se celebraron, la norma dice que para ganar solo basta la mayoría simple. Así de sencillo.

Otro de los argumentos en contra tiene que ver con la imagen que de él tienen, o han construido, quienes no votaron por él. Otra equivocación mayúscula puesto que la democracia no se basa en gustos personales, sino en plataformas ideológicas y programáticas.

Si estos fueron los dos comentarios que con más fuerzas se escucharon decir, lo que se deduce es que quienes perdieron pretenden desconocer la derrota no en las debilidades y errores de los candidatos perdedores, sino recurriendo a señalamientos personales que en nada tiene que ver con el juego democrático.

Feo que estos comentarios en contra del alcalde electo Juan Carlos Acero se den. Demuestra, por un lado, que quienes participan en política son malos perdedores y, por otra parte, que el esquema gobierno-oposición que tanto se ha venido reclamando aun está biche.

En una democracia madura —si es que las hay— lo ideal sería que quienes sean vencidos conformen una oposición encaminada a vigilar al gobierno de turno con el sano propósito de que en el futuro se vuelva opción de gobierno.

Una de las razones del triunfo de Juan Carlos Acero radica en la persistencia que tuvo durante los cuatro años anteriores en haber hecho una oposición sana encaminada a ser alternativa de poder. Y lo logró no sobre la base de la crítica mordaz que aun caracteriza a algunos políticos tradicionales y que están en uso de buen retiro, sino con el trabajo silencioso en las comunidades.
Ojala que lo que hizo Juan Carlos Acero durante estos cuatro años con las comunidades lo siga haciendo durante los próximos años como alcalde de Mariquita.

Valga recordarles no solo a Juan Carlos Acero, sino a los alcaldes del norte del Tolima que salieron electos, que la región hoy día carece de líderes regionales. Que la democracia les ha dado su cuarto de hora y que deben de aprovecharla trabajando en bien de la comunidad que es el progreso de la región. Pero, sobre todo, eligiendo gabinetes más que de bolsillo que conozcan las problemáticas de sus municipios y de la región.

Por último, valga recordarles a los alcaldes electos que el norte del Tolima debe convertirse en un polo de desarrollo fuerte. No olvidar que nuestra región es estratégica en el desarrollo del país. Que en vez de tratar de resolver problemas aisladamente o de tratar de conseguir recursos cada uno por su lado, constituyan un bloque para exigirle al gobierno central y departamental los recursos necesarios para salir del abandono en que ha caído el norte del Tolima por la falta de fuerza y de liderazgo de sus gentes y de quienes lo representan.