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viernes, junio 15, 2012

Honda: el río Gualí y los muros de contención


Una obra que se había presupuestado inicialmente por 16 mil millones de pesos terminó costándole al bolsillo de los contribuyentes colombianos la bobadita de 26 mil millones. La abultada cifra, y con razón, ha asustado a los hondanos.  Una gran mayoría teme que el escandaloso caso de los Nule en Bogotá llegue también a Honda.

Que los hondanos tengan dudas y sospechas es lo mínimo que se les podría pedir. Con un Estado como el colombiano que quien roba una gallina está en la cárcel, mientras los ladrones de cuello blanco que asaltan a diario el dinero de los contribuyentes negocian sus penas, todo se puede esperar.

Camilo Torres el ingeniero que trabaja para el Consorcio Control Presas Honda ha dicho tajantemente que la empresa no tiene nada que ver con los Nule. Que lo que existe es una mala información y, a decir del ingeniero, lo que sí existe es personal que alguna vez  trabajó con los Nule. Cree él que el comentario de vincularla con los Nule tal vez puede venir por aquello que la empresa que ganó la licitación, Consorcio JPG SA, tiene su sede matriz en Barranquilla, pero de que sea de los Nule no es cierto.
A los hondanos también les molesta que la mano de obra no sea de la región. El decir en la calle, o en los cafés, es que casi todo el personal fue traído de afuera. Se pregunta la gente cómo es posible que habiendo tanto desempleo no se hubiese tenido en cuenta a los hondanos y a la región. Aunque lo dicho pareciera ser cierto, la empresa tiene una respuesta más que tajante aclaratoria.

El ingeniero Torres aduce que la empresa lo que trajo fue el personal técnico que carecía la región. Ya que la empresa lo que le interesa es que la obra esté monitoreada por gente con suficientes conocimientos técnicos y no, como suele suceder a veces, que individuos sin tener el perfil profesional adecuado abordan obras que no son de su conocimiento.

Para empezar, el ingeniero Torres aclara que lo que se va a construir por el río Gualí desde La Piragua hasta su desembocadura en el Magdalena no son presas, sino muros. Cuando se le pregunta que aclare la diferencia entre presas y muros, responde que cuando se trata de presas es porque se va a contener o a controlar algo. Pero como en este caso no se va hacer lo uno, ni lo otro, lo que se va a construir son muros cuya función es regular las crecientes del río Gualí.  Así de simple.

En todo caso, más allá de que el proyecto inicial fuera retocado y que se le haya tenido que adicionar 10 mil millones pesos, lo que los hondanos podrán ver a finales del 2013 es que el cauce del Gualí va a estar atravesado por 7 muros que, incluso, ni siquiera se podrán ver. Y no es un muro cualquiera. En algunos tramos del río el muro atravesado podrá tener de largo entre 60 y 100 metros, de ancho unos 8 metros y de profundidad entre 5 y 8 metros.

Otro dato que tendrá que alegrar a los hondanos y a Colombia entera es que la Plaza de Mercado va a tener un muro más largo de lo que inicialmente se había contemplado.

Con estos argumentos que da la empresa el hondano podría pensar que por fin el eterno problema del río Gualí va a tener solución. Pero el ingeniero Torres advierte que la tal alegría podría ser pasajera.
Los argumentos que señala el ingeniero es que el río Gualí es un río caprichoso. Es un río con unas características especiales como, por ejemplo, que por venir en pendiente, en épocas de alta pluviosidad desarrolla velocidades que va a arrasando con todo lo que encuentra a su paso, amén de la erosión que ocasiona a lo largo y ancho del río.

Con esta información técnica el lector común y corriente puede llegar a la conclusión que eso fue lo que pasó exactamente en la avalancha del río del 6 de noviembre de 2010, y las que las ha venido sucediendo posteriormente cada vez que hay torrenciales aguaceros. Estas circunstancias obligan a pensar que lo que se va a hacer en el presente tiene que ser monitoreado hacia el futuro. Pues para proteger a Honda se necesitaría unos 40 muros más y otro tanto de muros laterales.

En todo caso, así sea con demora, la obra ya está andando. Y como dice el adagio popular que “pueblo chiquito, infierno grande”, el rumor y el chisme no han de parar.

A los comentarios de que algunos funcionarios del municipio estén cobrando “coima” el ingeniero de la empresa suelta una risotada. Dice que no hay porque hacerlo si todo está sobre la mesa. “Todo está limpio”, dice.

Incluso cuenta que el procurador les hizo una visita y vio que todo estaba bien soportado. Transparencia que está soportado con las innumerables socializaciones que le hicieron al proyecto.

Ante la queja por salarios, señala el ingeniero que la empresa no puede escapar a uno que otro inconveniente. Pero que se le les adeude un peso a algún empleado o que se le pague incumplidamente eso no está entre la política de la empresa. Reconoce que si existe una crítica sería por la forma de pago que no es quincenal, sino mensual. No obstante, señala que ello se hace por cuestiones de eficiencia administrativa.

El ingeniero lamenta que el pasado periodo de sequía se haya desperdiciado. Removió cielo y tierra para que las obras dieran inicio pero fue imposible. Dice haber llorado en silencio, pero pudo más la paquidermia y las trabas burocráticas del Estado que la angustia de los hondanos de ver cómo el río Gualí podría arrebatarle su pueblo.