TRANSLATE

martes, abril 27, 2010

La ola verde de Mockus

Armando Moreno

Quienes creen que Antanas Mockus aun está biche para ser presidente están muy equivocados. Vale la pena recordar lo que pasó hace ocho años cuando Álvaro Uribe era casi que un desconocido.

El triunfo de Uribe fue algo circunstancial. El entonces presidente Andrés Pastrana que había confiado en un proceso de paz terminó por claudicar cuando un avión de Aires aterrizó en plena carretera nacional. Después del fracaso del Caguán, Pastrana marchó a Estados Unidos, y allí en el Pentágono idearon lo que se llamó el Plan Colombia.

Antes de terminar el periodo presidencial de Pastrana, y de cara a unas nuevas elecciones, y quienes recuerdan, el voto de intención hacia Uribe era bajísimo. Tan así que nadie creía que pudiera llegar a ser presidente.

Pero las condiciones políticas que estaban en esa época, como era el descontento de la sociedad ante el fracaso de las negociaciones, no tenían cabida para argumentar discursos a favor de la paz. Nadie creía en ella, pues las negociaciones del Caguan habían demostrado que quienes le habían puesto conejo al gobierno habían sido los alzados en armas.

En este ambiente político el que mejor interpretó el sentimiento de la sociedad colombiana fue el entonces candidato Uribe. Mientras candidatos como Horacio Serpa se empeñaba en seguir insistiendo en un proceso de paz, su contrincante e independiente candidato Uribe esgrimía que la única alternativa para enfrentar a las FARC era la mano dura. Serpa con su lenguaje humanitario no tenía nada que hacer y lo que le quedaba era seguir cañando de que la paz aun era posible.

La tesis guerrerista de Uribe caló dentro de la sociedad. Y quizás esta es una de las mejores explicaciones que se pueden dar del por qué ganó hace ocho y cuatro años.

En este año del 2010, cuando estamos ad portas de elegir un nuevo presidente, parece ser por los sondeos de opinión, que la sociedad colombiana quiere un inquilino en la Casa de Nariño que no sea del Partido de la U. Que Juan Manuel Santos este siempre en la cresta de las encuestas no dice mucho. Pues al fin y al cabo él es el heredero del uribismo. La pregunta que tiene que hacerse la sociedad es por qué no le va mejor en las encuestas.

El ascenso vertiginoso de Antanas Mockus en las encuestas está pareciéndose cada vez más a lo que le sucedió a Uribe hace ocho años. Mockus viene de atrás para adelante. De ser alguien que estaba entre los coleros, la sociedad empezó a cambiar de opinión cuando comenzó a escucharles sus planteamientos.

La tesis segregacionista y excluyente, muy propia de una derecha e izquierda reaccionaria y conservadora, de creer que los sectores populares de la sociedad no entienden los significados de la simbología, está siendo derrotada. La sociedad está entendiendo que los planteamientos de Mockus en nada se parecen a los de Santos, Noemí, Vargas Lleras y Petro.

Mockus está calando en la sociedad porque está proponiendo algo que la sociedad desde hace mucho tiempo ha venido reclamando: luchar contra el clientelismo, la corrupción y por el fortalecimiento del Estado de Derecho bajo el imperio de la ley. Pero, ante todo, está proponiendo algo que los colombianos hace mucho estaban esperando: la Legalidad Democrática.

En síntesis, y ojalá los uribistas que aun no saben por quién votar entiendan, que lo que propone Mockus es añadirle a la Seguridad Democrática la Legalidad Democrática.

Como la sociedad colombiana ha entendido que la Seguridad Democrática es ya una política de Estado que no puede ser desmontada es, muy posible, que la corrupción galopante junto a un Estado de Derecho hecho trizas en estos últimos cuatro años, lleve a Mockus a la presidencia.

Las caricaturas de Uribe (Santos, Noemí, Vargas Lleras), al igual que Petro, podrán decir todo lo que quieran de Mockus. No obstante, hay algo que ellos no pueden desmentir: que las alcaldías de Mockus fueron las más pulcras e intachables. Que no se robó un peso, que durante sus mandatos cuando el país estaba bajo el manto de las bombas bajó la criminalidad y la delincuencia. Quién puede olvidar que amplió la cobertura en salud, en educación e hizo de Bogotá una ciudad amable, limpia y agradable.

Hace ocho años cuando ganó Uribe este carecía de maquinaria. Uribe como candidato demostró que el argumento de la maquinaria para ganar elecciones era un embeleco. La razón es muy sencilla, el voto para presidente es demasiado libre.

Sin embargo, si en algo hay que aprender del triunfo de Uribe, fue que en ese entonces al ganar las elecciones nadie pudo abrogarse el derecho a decir esos votos son míos.

Para no repetir el error de ese entonces, aun hay tiempo para que las organizaciones sociales y populares del Norte del Tolima organicen grupos de apoyo a Mockus y que se pueden hacer en el café, la heladería, en la calle, en la plaza de mercado, en los colegios y universidades. Un ejercicio interesante para las elecciones del 2011 donde se elegirán concejales, diputados y alcaldes. Porque si este llegase a ganar podrían decir mañana con toda la altivez del mundo: esos votos son míos.

martes, abril 06, 2010

Heberto Padilla: Para escribir en el álbum de un tirano


Heberto Padilla (Puerta del Golpe, Pinar del Río, 20 de enero de 1932 - Alabama, Estados Unidos, 24 de septiembre de 2000) fue un poeta y activista cubano, perseguido por el gobierno de la República de Cuba.



Protégete de los vacilantes,
porque un día sabrán lo que no quieren.
Protégete de los balbucientes,
de Juan—el—gago, Pedro—el—mudo,
porque descubrirán un día su voz fuerte.
Protégete de los tímidos y los apabullados,
porque un día dejarán de ponerse de pie cuando entres.

Poesía de Heberto Padilla

lunes, abril 05, 2010

El transfuguismo contra la pared

El Puente, Honda. Año II, No 128, marzo de 2010.

Editorial.

Muchos países con régimen presidencialista tienen en sus Constituciones la reelección, comenzando por los Estados Unidos a la cabeza. Lo que no encaja en quienes entienden de lo que debe ser un Estado de Derecho, es que alguien con el poder que da un régimen presidencialista lo utilice para perpetuarse en el poder.

En el caso de Colombia diversas han sido las interpretaciones que se han hecho, sobre todo con el referéndum. Pues algunos argumentan que el presidente si podía alterar las reglas de la Constitución si la voluntad del pueblo así lo quería. Que debía respetarse la voluntad del pueblo. Por eso alegan que la Corte Constitucional no debía haber pasado por alto los 4 millones y pico de firmas.

Algunos analistas piensan que Uribe iba por el camino de la perpetuidad. Otros argumentan que lo que él necesitaba era otros cuatros años para cumplir la tarea que se había propuesto. Cualquiera que sea las razones, la Corte Constitucional en su sabiduría jurídica argumentó que ello estaba mal y que iba en contra de la Constitución y del Estado de Derecho.

Independiente de las discusiones, con el fallo de la Corte donde se declaró inexequible el proyecto de la reelección ganó Colombia y la democracia. También ganó Latinoamérica. Pues el haberse sometido Uribe al imperio de la ley, le dio un mensaje a Latinoamérica de que el Estado de Derecho no se puede mancillar, ni que el mandatario en el poder puede pasarse por alto los veredictos de los jueces.

Cualquier ciudadano con cuatro dedos de frente sabe que mandatarios como Chávez en Venezuela, Ortega en Nicaragua, Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador se están limpiando el trasero con la Constitución. Es más, en nombre de “unas mayorías” están haciendo del Estado de Derecho un hazmerreir.

Este fallo es transcendental para Latinoamérica. Pues el mensaje que se le da a los pueblos es que el poder no es para ejércelo al amaño. Que el poder, además de efímero, tiene unas reglas. Y que solo déspotas como Chávez, Evo Morales, Ortega o Correa hacen maromas denigrantes, como las que están haciendo para perpetuarse en el poder. Así Uribe en su encrucijada haya querido perpetuarse en el poder, acató sin chistar el dictamen de los jueces. Y esa actitud es lo que lo hace diferente a un sátrapa como Chávez o a los hermanitos Castro en Cuba.

De todas las razones que argumentó la Corte para declararlo inconstitucional hay una que debe tenerse muy en cuenta: el transfuguismo. O como dice la voz del pueblo: el voltiarepismo. Es una práctica que molesta y que la sociedad mira con recelo, y que después cobra con el voto. Quienes quieres vivir de la política deben entender que a la sociedad no le gusta que cambien de partido político como si estuvieran cambiando las sábanas de la cama.

Lo que se entrevé en el transfuguismo es la ausencia de una ideología política. En Mariquita como en Honda estos saltos de partido se hacen a menudo. Se acuestan siendo del Polo Democrático y amanecen en el Partido Liberal. O anochecen con el Partido Conservador y terminan en el Liberalismo, y así sucesivamente.

Ejemplos para recordar hay muchos. El de Roy Barreras cuando saltó del Cambio Radical a las filas de la U. O la alharaca que hizo el exalcalde Hernán Cuartas desde la cárcel quien habiendo sido elegido por el liberalismo invitó a votar por un candidato de la U. O lo que hicieron los concejales del Partido Liberal en Honda. Personajes estos que sin ningún escrúpulo terminaron aliándose con un Partido que nada tuvo que ver con su elección. Y así como ellos hay muchos. No vale la pena recordarlos, pues, la sociedad tiene muy en claro quienes son.

En este transfuguismo lo que también es chocante es la manera como los políticos se burlan de los electores. Tratarlos como borregos es faltarle al respeto. Pues la idea que transmiten es que los electores marchan al son que el político canta. Ello no es así. Están muy equivocados los políticos si creen que pueden jugar con los electores.

Desafortunadamente no existe fórmula matemática para medir los apoyos de los tránsfugas. Lo que sí está claro es que quienes hacen estas maromas políticas terminan siendo menospreciados por la sociedad.

Dinosaurio de las cavernas

Armando Moreno

En estos días hemos visto como las democracias latinoamericanas están pasando una dura prueba, ya sea en las urnas o en los entes encargados de defender el Estado de Derecho. Sin embargo, el problema con la democracia es que algunos —ya instalados en el poder— aprovechándose de los mecanismos que ofrece la democracia, a pocos días del triunfo, comienzan a querer perpetuarse en el poder. Lo primero que hacen es eliminar las normas que limitan el periodo presidencial.

Estos señores que llegar al poder no entienden que la democracia es parte de la rotación permanente de proyectos políticos y de personas. No obstante, con su actitud de querer perpetuarse en el poder lo que pretenden es excluir para siempre a todo aquel que no esté adherido a su partido. Construyen dictaduras con fórmulas 'democráticas' y, cuando se sienten fuertes y disponen de los medios, inician el segundo plan: la exportación de su 'revolución'.
El resultado final de estas seudodemocracias es la anulación definitiva de toda idea, doctrina, orientación partidaria o movimiento contrario a la ideología oficial de la nueva dictadura.

Sucumbe la libertad en todas sus formas y lo que queda es un pueblo indefenso sometido a unas nuevas cadenas.

Este asquiento asalto al poder es el que vemos actualmente en Venezuela con Hugo Chávez, en Bolivia con Evo Morales, en Nicaragua con Daniel Ortega, en Ecuador con Rafael Correa y ya hace más de medio siglo con los hermanitos Castro en Cuba. En particular y más claramente el atropello lo vemos en la primera, donde Chávez, con más de una década abusando del poder, se ensaña una vez más en dar el golpe final haciéndose coronar gobernante vitalicio e imponiendo en el país una nefasta dictadura de corte nazi y fascista.

El problema con Chávez es que es un dinosaurio que surgió de las cavernas más oscuras de la historia de Venezuela. Y con la ayuda de una democracia dizque “mayoritaria y popular” está a punto de convertirse en amo y señor definitivo de ese mismo “pueblo” que, supuestamente, dice representar.

La otra paradoja de Venezuela es que Chávez se apoderó de los cuantiosos recursos económicos de su país, hoy sumido en el hambre y en la pobreza. Y lo más irritante es que con ese dinero excluye de toda competencia real a todo aquel que quiera interponerse entre él y su proyecto de vitaliciado. Tiene, además, el dinero necesario para comprar voluntades y pagar el precio de 'lealtades', dentro y fuera de su país.

Chávez es un dictador y dispone hoy del poder absoluto de hacer con el dinero producido por el petróleo lo que se le antoje; ya no tiene encima ninguna contraloría y a nadie a quien deba rendirle cuentas. Con su gruesa petrobilletera recorre ahora América Latina y financia partidos, movimientos, organizaciones sociales y campañas electorales.

No obstante, el proyecto diabólico de Chávez de querer exportar su “revolución bolivariana” deschavetada parece estar llegando a su fin. Las democracias latinoamericanas están dando giros electorales y democráticos interesantes.

A excepción de Colombia donde el ente encargado de custodiar la Constitución le dijo al actual presidente Uribe que no podía aspirar a una segunda reelección; en Chile, la presidente Bachelet, con la más alta popularidad, el pueblo chileno dijo en las urnas que sería bueno experimentar un relevo. El legendario “Pepe” Mujica el día que juró como presidente de Uruguay hizo una gran defensa a la libertad y al libre mercado, alejándose de las ideas autoritarias y monolíticas del señor Chávez. En Argentina donde los Kirchner coquetearon con Chávez, tendrían que abandonar el poder. El partido de gobierno ya perdió las parlamentarias y en el congreso ya están en minoría. Lula en el Brasil dijo no jalarle a la reelección así pierda la candidata de su partido, que es lo más seguro.

Todos estos relevos, así no coincidan con los gustos ideológicos de quienes no están con ellos, hay que alabarlos, apoyarlos y defenderlos. La democracia liberal en la segunda mitad del siglo XX contó con grandes pensadores que la desarrollaron y la pusieron a tono con lo que estaba sucediendo en el mundo. Ahí están las ideas de Karl Popper, Isaiah Berlin y Norberto Bobbio. Sus obras deberían ser leídas y consultadas por los reaccionarios de izquierda y de derecha. Pues les ayudarían a cambiar su forma de pensar.

Fortalecer el Estado de Derecho es un deber moral y ético de todo ciudadano. Hay que defender la democracia. América Latina debe estar alerta a cualquier clase de autoritarismo, ya vengan de la derecha o de la izquierda.

Ojalá en estas elecciones para el congreso el pueblo colombiano elija a quienes defienden la democracia liberal.